La Philosophía vulgar de Juan de Mal
Lara, vecino de Sevilla, 1568. Edición
facsímil a cargo de José J. Labrador Herraiz y Ralph A. DiFranco. Editorial
Frente de Afirmación Hispanista, México, 2012. Con tres estudios preambulares:
«Poemas sueltos de Juan de Mal Lara», «Juan de Mal Lara, humanista y traductor»
y «Juan de Mal Lara, maestro de la Escuela sevillana: contexto humanístico y
apuntes bioblibliográficos», firmado el primero por los editores, y los otros
por Inmaculada Osuna
y Francisco Escobar respectivamente. ISBN 978-84-615-5680-9.
LOS MÁS DE MIL REFRANES DE JUAN DE MAL LARA
EL ERASMISMO EN CÁPSULAS
En
estos años de «contrarreforma» convenía adentrarse en lo más sólido del
Humanismo español y dar a conocer esta obra, clave para la formulación del
pensamiento peninsular, del sabio erasmita sevillano Juan de Mal
Lara, «libro capital en la historia de la paremiologia y del erasmismo
hispànicos». Nacido en el seno de una familia humilde, aprendió las primeras
letras bajo la docencia de su padre, un pintor, hacia 1524, junto al
Guadalquivir. Años más tarde, en Salamanca, foco del humanismo peninsular,
estudia con el Comendador Griego Hernán Núñez, cuya influencia se nota en el
libro presente: el sevillano
se siente sucesor de la labor de recopilación y glosa de refranes que había
comenzado su maestro y había quedado sin terminar cuando murió. Allí conoció al
Brocense. Pasó después a Barcelona para estudiar con el conocido maestro
Francisco Escobar (1544 o 1545). Mal Lara murió en su ciudad natal en 1571.
Para
hacer esta edición, la
fundación Frente de Afirmación Hispanista ha buscado a dos
buenos conocedores de la literatura del Siglo de Oro, el alcarreño José J.
Labrador Herraiz (catedrático emérito de la Cleveland State
University ) y al catedrático de la Universidad de Denver
Ralph A. DiFranco; ambos han publicado obras de nuestra región, como son la Justa poética de Cifuentes (2007), la
vida de la abadesa del convento de clarisas del mismo pueblo (2009) y el
apicarado Cancionero de Sebastián de
Horozco (2010), toledano él, una de nuestras joyas poéticas del siglo XVI. La edición de la Filosofía
vulgar va prologada por los mismos con un estudio sobre los poemas sueltos
de Mal Lara, sonetos cuya fuente se documenta en un manuscrito que se formó en
México el año 1577 (cartapacio cuya edición aparecerá en el 2013 y que este Boletín bibliográfico dará cuenta en su
día). También han contribuido al libro
del humanista dos reconocidos especialistas: Inmaculada Osuna
(Complutense) y Francisco Escobar (Sevilla). En el pasado, Américo Castro
(desde 1925), Federico Sánchez y Escribano (desde 1933) y Marcel Bataillon
(desde 1937) se han ocupado de la Filosofía
vulgar y han insistido en las influencias de Erasmo y particularmente sus Adagia en Juan de Mal Lara.
Juan de Mal Lara |
La
mencionada fundación mejicana, firme a su propósito de dar a conocer a algunos
de nuestros clásicos olvidados —como
ha sido la recuperación del gran poeta andaluz Pedro de Padilla, amigo de
Cervantes, de Lope y demás vates de primera fila del siglo XVI, injustamente
relegado a poeta de segunda fila— ofrece a los lectores de hoy el importante
libro que Juan de Mal Lara tituló Filosofía
vulgar, dos terminos que para el lector moderno pudieran sugerir que es uno
de esos plomos insufrible e
ininteligibles que es mejor dejarlo para otra ocasión. Pero es muy otro el
caso.
¿Por
qué el título Filosofía vulgar? Así
comentaba en 1616 Martín Fernández Zambrano: «De
suerte que el uso de los Refranes es de grande importancia a la retórica;
porque si queremos que nuestra oración sea clara, probable, breve, y suave: que
deleite, mueva, y enseñe, ¿quién dará más claridad, que lo que está en palabras
conocidas de grandes, y pequeños?, ¿qué mas probables razones habrá, que las
que todos dicen, y aprueban? ¿qué mas verosimil argumento, que el que por tan
largos años han aprobado tantas naciones, tantos pueblos, tantas ciudades, y
villas?; y de lo que todos en común, hasta los que en los campos apacientan
ovejas saben, y dan por bueno tan recibido de todos que se puede llamar axioma».
Mal Lara llevó a la imprenta mil refranes, una décima parte de los que tenía
reunidos, superando así predecesor Mosen Pedro Valles que llegó a juntar “más
de cuatro mil y trescientos Refranes Españoles, sin osar comentar alguno». Fue
nuestro alcarreño Íñigo López de Mendoza (el
sabio marqués, como lo califica Mal Lara) quien se le adelantó «con unas
glosillas a manera de consonancias».
Pero
oigamos al propio Mal Lara en su resumen del libro dedicado al rey Felipe II: «Materia me pareció conveniente para ofrecer
a reyes la Filosofía y escogí la vulgar que los vasallos de S. M. usan con la
libertad concedida a sus casas, huertos y heredamientos, según se les deja gozar… Esta ‘Philosophía vulgar’ saque
yo de los refranes castellanos, los cuales no creo que serán tan peregrinos a
los oídos del rey que no lo haya alguna vez oído, y aun usado en su lugar y
tiempo, para allanarse enre los suyos y hacerles merced hablando en su lenguaje».
Tienes,
lector, una de las más importantes obras de nuestra literatura. Solo nos resta
felicitar a la Fundación y a los editores que nos han proporcionado tan
interesante y monumental libro.
Una obra excepcional, en presentación y en contenido, que nos demuestra la riqueza intelectual, y la cultura exquisita, de los españoles (de algunos españoles...) del Siglo de Oro. El estudio previo de Labrador y DiFranco es magnífico. Un libro estupendo, por todos los conceptos.
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