28 de febrero de 2016

En busca del auténtico Cervantes

Antonio Mendoza Mendoza: “El regocijo de las musas. Del lugar de la Mancha al origen del Quijote y a la cuna de Cervantes”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2016. 696 páginas, profusamente ilustrado, color. Tamaño 17 x 24 cms., encuadernación tapas duras. ISBN 978-84-92886-84-5. P.V.P.: 50 €.

Monumental estudio acerca de Miguel de Cervantes, con análisis exhaustivos documentales acerca de su lugar de nacimiento. También puede calificarse de monumental el análisis que el autor hace de la novela cervantina “Don Quijote de la Mancha”, tratando de mostrar el gran parecido de la vida del autor con las aventuras que le suceden a su personaje. Y además se añaden numerosos apuntes y observaciones, acerca de la geografía del Quijote, de los pueblos en que se localizan sus escenas, con particulares referencias a edificios, paisajes, accidentes geográficos… Una obra que le ha llevado al autor media vida, y en la que ha puesto sus gran saber, su mucho leer, sus visitas incesantes a archivos de todo tipo y localización.
Un especial apartado es el que se refiere al intento de demostrar que Cervantes autor del Quijote nació en Alcázar de San Juan, en 1559, y, finalmente, un análisis meticuloso, casa por casa y calle por calle, de La Villa de don Fadrique, donde pudieran localizarse algunas de las esencias del libro magno de nuestra literatura.
En todo caso, una obra profunda, meditada, documentada, seria, en torno a un tema que parece no tener fin, pero que con aportaciones como esta que nos entrega Antonio Mendoza, nos deja más claros los perfiles de Cervantes y de su personaje don Quijote, enmarcados ambos por una geografía que aquí desvela sus más sorprendentes esquinas.

El libro se complementa con bibliografía, árboles genealógicos de los Cervantes, personajes de La Villa de Don Fadrique, de la Mancha entera…. Y un gran plano desplegable de esta villa donde escribe el autor, y sus alrededores, minuciosamente analizados.

7 de febrero de 2016

100 cosas que ver y admirar en Guadalajara

Aache alcanza el número cien
de su Colección de libros “Tierra de Guadalajara”

Después de 30 años de publicar libros monográficos sobre pueblos, monumentos, fiestas, rutas, personajes y gastronomía de Guadalajara, la Colección “Tierra de Guadalajara” que inició la editorial Aache con su libro “Sigüenza, una ciudad medieval” en 1985, se ha propuesto reunir en un volumen, el que cumple los CIEN números de dicha colección, lo mejor y más interesante de la provincia. En unas “propuestas esenciales” para conocerla, en todos sus perfiles: monumentales, folclóricos, paisajísticos, históricos, gastronómicos, etc.

El libro se estructura en 100 fichas a doble página en las que aparece a la izquierda un texto y a la derecha unas imágenes e información complementaria, sobre temas que, en este orden, tratan de la arqueología, la arquitectura románica, los monasterios, los edificios singulares, los pueblos, los elementos muebles, los espacios naturales y las fiestas más llamativas: ha sido difícil concretar en tan sólo cien temas, lo que de interés especial tiene Guadalajara y lo que la hace acreedora a su visita pausada, al viaje lento y a la degustación entretenida.

Entre esas cien propuestas esenciales para conocer Guadalajara, aparecen elementos universalmente aplaudidos, como el palacio del Infantado de la capital, o la catedral de la ciudad de Sigüenza, que no admiten contradicción. Pero se añaden cosas que, no por desconocidas son menos asombrosas: desde la cueva del moro, de Pastrana, al retablo de San Gregorio, en Alovera, o los ángeles virreinales de Tartanedo, en el Señorío de Molina.

Añade otro punto de interés este libro. Y es que aparte de llevar unas cuantas entradas escritas por su promotor principal, el cronista provincial Antonio Herrera Casado, reconocido en su labor de muchos años como analista del arte y la historia de la tierra castellana, más de la mitad del libro está firmado por otros autores, entre los que destacan las plumas veteranas de Francisco García Marquina, José Antonio Suárez de Puga, José Ramón López de los Mozos, o Francisco Javier Sanz Serrulla, entre otros, y las más novicias de Marta Embid Ruiz, Víctor Foguer Condado, Amador Ayuso Cuevas o Tomás Barra Florián. Más de medio centenar de firmas avalan esta publicación, que con ellas alienta su mejor valor.

Esta obra, cuyo título “100 Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara” está muy pensado, y su listado una y otra vez repasado consigue presentar, en poco más de doscientas páginas, lo que la provincia de Guadalajara ofrece a quienes la habitan, y a cuantos piensan venir a disfrutar de ella, se completa con unos índices topográfico y de autores que le añaden utilidad. Los gráficos que la ilustran, en forma de fotografías y dibujos, terminan por definir un libro hermoso, además de útil.

Ya ha habido quien no ha dudado en decir, al verlo “Ojalá que todas las provincias de España tuvieran, al menos, un libro como este”

Datos de la obra:

Autores: Antonio Herrera Casado y 50 autores más
Título: “Cien Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara”
Edita: Aache Ediciones de Guadalajara S.L.
Colección “Tierra de Guadalajara”, nº 100
Guadalajara, 2016
Páginas 216, ilustradas a todo color
ISBN: 978-84-15537-97-7

Precio: 15 €.

5 de febrero de 2016

Los misterios de Río Dulce

Iván Martínez de Miguel: Los misterios de Río Dulce. Aache Ediciones. Colección "Letras Mayúsculas" nº 41. Guadalajara, 2016. Páginas 216. ISBN 978-84-15537-96-0, P.V.P. 15 €.


Para ser la primera novela que escribe y publica su autor, con ella demuestra su gran capacidad de imaginación y su técnica descriptiva muy avanzada. Lo cual es indudable presunción de que van a venir mejores cosas, y numerosas. Martínez de Miguel con esta primera entrega de su mundo creativo, promete un fecundo camino literario, que además para ser grande, y provechoso, lo comienza pronto.

Una novela ambientada en un pueblo de nombre creativo y descriptivo, que sin dificultad lo podemos incluir en la Castilla rural, pero moderna. Los personajes, a caballo entre la modernidad y el pasado inmediato, son trasunto de aptitudes cotidianas, realistas y humanas. El tema, cargado de misterios y sucesos violentos, en los que la naturaleza se mueve con los vaivenes que los seres vivos le infunden. Hay guiños al ecologismo, a la ciencia geológica y a la psicología. El autor demuestra estar informado holgadamente de lo que habla y plantea, proponiendo esos misterios a dosis breves y sucesivas, que desencadenan un final vibrante y conmovedor. Muy en la línea del periodismo de investigación, pero en el que el protagonista, un joven periodista de la capital, actúa más como ser humano impresionado de la vida, que como un profesional frío de la información. Esa mezcla de actitud entre los personal y lo profesional es lo que le da valor y fuerza al relato.

En los personajes, que se centran en la pareja de jóvenes cargados de inquietud, actividad profesional, amor y solidaridad, se leen continuamente los rasgos de la juventud actual, de la sana, de la que trabaja y ayuda. Quizás sean el mayor valor humano de la novela, las figuras de Oliver y Daniela. Ellos están rodeados de seres interesados, con miedos, -con pavores, más bien- de antiguos delitos, que como una mancha de aceite van oscureciendo la sociedad. En muchos detalles se observa esa denuncia por los pecados veniales que unos y otros cometen en el discursos de sus actividades (políticos locales, periodistas locales, funcionarios nacionales…) pero que a la larga pueden repercutir en una convivencia que se transforma en explosiva.

En definitiva, una novela interesante, bien escrita, con personajes auténticos, de carne y hueso, y con un tema que si puede parecer exagerado, en el fondo nos transmite la realidad pintada con los colores llamativos de la fábula. La cubierta del libro, en tonos azules que dan misterio al interior, es una recreación perfecta, en cuatro trazos, del contenido de la novela. Pocas veces hemos visto una portada de un libro que lleve en su única imagen el río entero de su interior palpitante. Un título y un autor con mucho recorrido desde ahora.


A.H.C.

4 de febrero de 2016

El Henares, paso a paso

Francisco García Marquina

Los pasos del Henares

Editorial Gatoverde
ISBN 84-932760-3-0
152 páginas, con fotografías a todo color.
Encuadernación en rústica. 13 x 21 cms.
12 Euros


García Marquina, aunque nacido en Madrid, ha escogido esta tierra de la Alcarria y la Campiña para vivir y meditar: para estar en contacto con el mundo y la tierra. No es exagerado decir que García Marquina es hombre y escritor de comunión diaria: con la Naturaleza, el pensamiento y la palabra.

El Henares inspirador

García Marquina (Madrid, 1937) vive en la finca de El Cañal, en una casa grande y alargada, entre las arboledas que se alzan en la orilla derecha del Henares. Hace unos meses, la Diputación Provincial editó un libro bajo el título "La letra de los Ríos" en el que cuatro escritores enraizados en Guadalajara ponían sus comentarios al Tajo, al Bornova, al Gallo y al Henares. Los autores eran Manu Leguineche, Antonio Pérez Henares, Pedro Aguilar y García Marquina. El libro de marras no ha tenido toda la difusión que merece, debido a la política de distribución aleatoria que la Diputación hace de la cultura escrita en esta provincia. Y es por eso que García Marquina, que escribió en esa ceremonia pánica y cultual de nuestros ríos un maravilloso texto sobre el Henares, se ha decidido a sacarlo por su cuenta, y bajo el sello de Gatoverde nos ha premiado a todos sus lectores con esta joya de la literatura provincial (que se hace universal al mismo tiempo) que son "Los pasos del Henares".
Es esto un viaje a pie junto a un río que es la clave de los ríos de esta provincia. Un río que es esencia, y explicación, de la historia de la tierra que él nutre y atraviesa. Fue hilo conductor de civilizaciones y culturas, cuando estas cosas llegaban caminando, sobre el suelo.
El autor, en su viaje caminero, visita pueblos y ermitas. Encuentra a unos cuantos paisanos que, ya viejos, le reciben en los bares, o a las puertas de sus casas. Enumera puentes, fábricas (ruinas de fábricas, sombras de fábricas) y molinos (ruinas de molinos). Sin pretenderlo, porque a las claras se ve que no va por ahí su escrito, el autor plasma un "libro denuncia" en toda regla, un libro cuajado de escalofríos: en las orillas del Henares, aparte de Sigüenza y Jadraque, todo lo demás está roto, está vacío, yace en ruina.


Un cronista de ríos

Marquina es el cronista de los ríos de Guadalajara. Se le debería dar, o crear para él porque aún no existe, ese título honorífico. Es su testigo: hace años, fue el Ungría (Nacimiento y mocedad...) y hace poco, el Cifuentes (el río de las cien fuentes). Y ahora el Henares. Los ha vivido, los ha entendido. Es un cronista de una tierra mojada que no está en agonía: está muerta. El río ya no da vida a nada. Por Sigüenza pasa y es allí ignorado. Muchos de cuantos van a Sigüenza ni se han enterado que por allí pasa el río Henares. Y por Jadraque ocurre lo mismo. Pero su empeño da frutos, y consigue rescatar la parte de vida que aún tiene el río. Su memoria cuajada, su sonar, los "puntos calientes" donde aún late vida, o latió hasta hace poco.
El viajero va anotando fielmente los elementos que sobreviven en ese mundo silencioso de las orillas. El juego de la rana en el bar (que se llama Cheyenne) de Carrascosa. Y de los lugares que cruza anota con fidelidad los fastos históricos allí acontecidos, los personajes que por allí vivieron, incluso los que aún hoy viven. Que no es cosa de olvidarlos, porque tienen su mérito: cualquier hálito de vida en esta tierra muerta, da mucho juego. De esos supervivientes, Marquina hace el elogio sin regateos, porque –dice- todos fueron amables con él, e incluso algunos/as se habían leído sus libros. Nadie ni nada es vulgar en este viaje. Todo y todos tienen su singularidad, y su misterio.


Sigüenza y Jadraque

Una docena de páginas dedica a Sigüenza y quince a Jadraque. Son las dos estaciones que más dan para escribir y recordar. De Sigüenza es vecino a temporadas, y se las sabe todas, de gentes y sucedidos. Elige unas cuantas, claro, porque Sigüenza da para mucho. Y al final parece que pasa por ella de puntillas. Jadraque, sin embargo, le sale bordado.
Lo que maravilla al lector, porque ha maravillado antes al autor, es el brillante y pulcro castellano en que aún se expresan las gentes de en torno al Henares. Un ejemplo de ello es el viejo de Valdeancheta, que parece un poeta medieval oteando los campos en los que siempre se pone el sol. También aparecen, de vez en cuando, los propios que vapulean el idioma con frases locutivas tomadas de refilón de los debates parlamentarios, como los del bar de Espinosa.
Y en todas las páginas, en todas las jornadas, el tren. Como un personaje central y permanente, pues la vía se hace camino obligado en muchos tramos. Camina sobre el metal de la vía, sobre el empedrado suelto entre las traviesas, se retira al terraplén cuando la máquina furibunda enfila el estrecho paso por Cutamilla. Al final, el viajero acaba su periplo en Humanes. Allí coge el tren, el Regional de las 17:31, y cierra su manuscrito. Lo de más abajo, ya no es río. Son aguas que van entre fábricas y olvidos.


Los pasos del Henares, un libro brillante

Tiene 152 páginas, y 8 láminas en color, impresas aparte. Lo edita Gatoverde, y se adquiere en librerías o por Internet. No se regala, porque está demostrado que los libros regalados no se leen y al final se tiran.
Es un libro este de García Marquina maravillosamente escrito, un libro que (en lo tocante a la profesión de viajero de ríos) es perfecto. Y en lo que supone de introspección humana, de análisis de la soledad y del aire, de asombro por la luz y los recuerdos, totalmente armonioso, supremo.
En cada párrafo de "Los pasos del Henares" hay una idea sobre la humanidad, la religión, la economía, el arte. En cada pueblo que se visita (y en algunos el viajero no encuentra a nadie, ni un alma) se acoge una nueva visión del mundo. Los pocos seres humanos con que topa están llenos de sabiduría y bondades. Una parte es cierta; la otra se las regala el autor, a quien sí le sobra saber, humanismo, visión y arte.


Herrera Casado - Libros Uno por Uno - Agosto 2004

Cosas del Señor

Francisco García Marquina - "Cosas del Señor" - Ediciones Optima, Madrid-Guadalajara, 1998, 576 páginas.

Es este un libro universal, una mezcla de historias que valen para ser leídas en cualquier sitio y desde cualquier perspectiva. Porque si tiene un tempus (el siglo XIV) y un locus (la Alcarria de Guadalajara), el carácter multiforme que el autor da a su historia/s es de una validez continua, amplia y humanizante.La sucesión de sensaciones, de emociones y de sonrisas que provocan en el lector la lectura de esta novela, justifica la proposición que aquí hacemos de correr, ya, a por ella, y empezar a leer su inicial descripción del río Umbrío, para no poder parar hasta rematar con el destino, un tanto administrativo y triste, del protagonista, el molinero Nicolás Priego, a quien se le toma el cariño necesario como para reiniciar la lectura de la obra con sólo llegar al remate de ella. Es un libro cíclico, una calendario que deja pasar, sin fin y con coda, las hojas todas de su letanía.

Hay libros de muy difícil catalogación. Cela decía que novela es cualquier libro al que debajo del título se le escriba esa palabra. Y hoy ya ni siquiera a lo que está hecho de hojas de papel y tiene cubiertas de cartón se le puede llamar libro, porque puede contener desde instrucciones de uso a soflamas en pro del voto a un partido.
Lo que acaba de escribir y publicar Francisco García Marquina es, realmente, un libro. Y puede que sea una novela, si así lo desea el lector. En cualquier caso, lo que Cosas del Señor sea va a ir emparejado con un aplauso, con una carcajada, con un vítor firme al terminar de leerlo. Con una satisfacción inmensa de ser alcarreño, de vivir en una tierra en la que, posiblemente, vivieron gentes y pasaron cosas como las que en este libro se cuentan. Porque si en el siglo XIV, según narra el autor, la Alcarria y sus pueblos y sus vegas estaban tan llenas de vida, y en ella bullía tan intensamente la sabiduría, el buen ánimo, la fe en el sexo, y el miedo al más allá de la muerte, es señal de que la vida explosionaba en cada caserón, y los castillos (léase el de Torixa), los monasterios (el de Sopetrán por ejemplo) y los molinos (como el del protagonista Nicolás Priego, sobre el río Umbrío, el que pasa por Caspueñas) estaban cuajados de energía vigorizante, de alegrías y miedos que construían seres humanos perfectos.

Una novela alucinante

En Cosas del Señor leemos mil y una historias prendidas en un hilo común. Más de doscientos personajes surgen entre sus líneas, repartidos por pueblos, paisajes y edificios que están todavía visibles, vivos en su mayoría, cerca de nosotros. La Alcarria de Brihuega, del Badiel, de Torija, los llanos altos y fríos sobre los valles rumorosos y verdes, tienen en este libro una carga de historias humanas que ciegan y enamoran.

El autor de la maravilla

Francisco García Marquina es un escritor de consolidada pluma y gesto llano. Sus muchos libros de poesía, de ensayos y descripciones, cuajan en esta su primera novela, todo un monumento medieval, eterno, hecho con las finas y sutiles piedras del mejor idioma castellano. Meticulosamente trabajados los ambientes, los protagonistas, las escenas. Con una mezcla sabrosísima de realidad y ficción, Cosas del Señor es, ya, una novela redonda para la historia de la literatura castellana en este fin de siglo. Y para contento de nuestros forofos bibliófilos alcarreñistas, una de las mejores obras que se han escrito jamás sobre nosotros.

Antonio Herrera / Libros Uno por Uno, 16, Invierno 1999.