Ouchna, Zayd: “Amzruy s izli”. Aache Ediciones, Guadalajara,
2014. 220 págs. 17 x 24 cms. ISBN 978-84-15537-57-1
Un libro singular, sin duda, el que nos ofrece la editorial
alcarreña Aache, al haber contactado con los representantes del pueblo amazigh
(“los hombres libres”) aquí en España, y publicar esta obra en la que se recoge
en forma de relatos breves, y de poemas casi épicos, la historia de este pueblo
“bereber” a lo largo de los últimos cien años.
Uno de los participantes, con sus cantos, en este libro
único, es Aâchaq Sekou (1924-2006),
a quien algunos han calificado como “la voz del pueblo amazigh”. Se puede
encontrar más información sobre este autor y la cultura oral y tradicional de
los amazigh en www.amazighworld.org.
Aâchaq Sekou |
Primero de todo, localizar a los amazighs, que constituyen
un pueblo con personalidad propia desde hace miles de años. Son los primitivos
pobladores del norte de África, y a los que encontraron los romanos cuando se
adentraron desde las costas del Mediterráneo hacia las misteriosas tierras
interiores, ya por entonces áridas, pero con núcleos importantes en torno a
oasis. Siglos después se les denominó bereberes, como un apelativo de
connotaciones despectivas al considerárselos “bárbaros”, aunque ellos solo
hicieron que mantener su cultura y sus costumbres pasadas de abuelos a nietos,
desde cientos de generaciones.
Viven todavía, un buen número de personas, en el área más
oriental de Marruecos, entre las faldas meridionales del Atlas y las
septentrionales del Anti-atlas, en un espacio realmente seco, árido, desértico
y misterioso.
La forma de transmisión de la cultura amazigh ha sido
siempre oral, a través de “bardos” o poetas populares que han ido recitando, en
forma de poemas, sus antiguas historias, sus leyendas, sus mitos tradicionales.
También lo han hecho a través de la escritura, del alfabeto “tifinagh”, como
elemento más culto de transmisión de los conocimientos. El reino de Marruecos
reconoció hace pocos años en su Constitución la existencia de esta lengua y el
respeto que merece, aunque desde hace muy poco tiempo se está estimulando el
aprendizaje del árabe incluso en estas áreas de los amazighs.
La cultura de esta región, formada por inmensas extensiones
de montañas violentas y áridas llanuras, se centra en las poblaciones que
sobreviven en torno a densos oasis con reservas de agua y muchas palmeras. Uno
de esos lugares es Tadighouste, el pueblo natal del autor del libro que
comentamos. Impresiona el enorme palmeral donde se cultivan los alimentos
vegetales y la seca altivez del poblado, en el que destacan castilletes,
fortalezas, mezquitas y kasbas de puro adobe. Una de ellas aparece en la
portada de este libro. El autor es Zayd Ouchna, un escritor muy conocido en el
área, y un investigador del costumbrismo y las esencias de los amazighs. Él
recopila, en esta obra, los relatos de otros cuatro “bardos” que vivieron a lo
largo del siglo XX y que fueron relatando en los pueblos bereberes sus antiguas
consejas, sus milenarias creencias. De esos bardos famosos, en este libro se aportan
los relatos de cuatro de ellos, casi todos ya fallecidos: Aâchaq Sekou (que
aparece en la cubierta del libro), Ueesta, Lbaz, y 3mer Umehfud, que aún vive.
Todos ellos alcanzaron la ancianidad con la vista perdida, probablemente
(pensamos) de haberles llegado tanta luz desde el desierto, pero con la cabeza
muy despierta, llena de recuerdos y sabiduría.
El libro, por tanto, es algo único y maravilloso. Con una
cubierta de Latifa Habib y una breve introducción de Zayd Ouchna, da paso a los
relatos de los cuatro bardos, que además de narrar antiguas leyendas, dicen las
cosas ocurridas en el país de los hombres libres a lo largo del siglo XX. Un
libro de recuerdos y de protestas, al mismo tiempo. Un libro que está pensado
exclusivamente para los amazighs, los bereberes extendidos por el mundo,
especialmente por España, Italia y Francia, donde hoy residen muchos de ellos.
El único problema, que está publicado exclusivamente en tifinagh, aunque en su
doble vertiente de alfabeto latino y alfabeto tradicional cuyos signos tanto
recuerdan los petroglifos del interior
del Sahara. Está, por tanto, dirigido fundamentalmente a ellos, aunque
bien puede valer para resguardar, en las bibliotecas europeas, esta antigua
cultura de tan frágil pálpito hoy en día.
Muy interesante, justo lo que estaba buscando. Gracias por la información.
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