Una verdadera lección de Historia de la Medicina, y de la
visión que a lo largo de los siglos se ha tenido de sus protagonistas, los
médicos. Esta es la esencia del discurso que en la tarde del 25 de octubre de
2016 leyó públicamente el académico de la Real de Medicina, el seguntino JavierSanz Serrulla, en el momento de su investidura como académico de número (en la
silla 24) y de pleno derecho en la Real Academia Nacional de Medicina.
Aparte de sus indudables méritos profesionales, a Javier
Sanz le ha podido su pasión por la historia de su profesión. Y en ese camino
lleva muchos años, buscando en archivos, en viejos libros y memorias, la
esencia del quehacer médico, en sus distintas variantes: como profesor, como
dentista, como cirujano, como internista… la forma de intentar curar a los
dolientes ha sido muy variada, y el repaso a esas formas, desde la perspectiva
teórica, y luego real apoyada en testimonios de muchos autores, es lo que ha
servido de pauta para este “Elogio” hecho a la vieja usanza, con modos y
palabras de raigambre clásica.
En sus diversos apartados (“Más allá de la etimología”,
“Antigüedad de la cirugía”, “La mano que piensa”, “El cirujano de las manos
vacías” y “Grandeza, entonces, de la vieja cirugía”) conjuga saberes unánimes
con propuestas novedosas. Y consigue, al fin, que nos entusiasme su propuesta,
-cíclica, en realidad- de decir lo que sea la cirugía como actividad humana a
medias entre la potencia del cerebro y la capacidad inagotable de la mano.
En este folleto, clásico en su presentación al uso de los
Discursos de recepción en las Reales Academias, Sanz Serrulla se muestra como
lo que es: un maestro del pensar y del decir, una atinado observador de las
cosas que han pasado, por esos mundos, en el camino difícil de intentar curar a
la gente. Un empeño titánico, que –de todos es sabido y resulta muy evidente-
ha resultado siempre vano. Porque a la enfermedad, en definitiva, nunca se la
vence. Es ella la que se alza, con su mueca fría, vencedora.
El opúsculo editado por la Real Academia Nacional de
Medicina, de 60 páginas, ofrece al final las palabras de contestación del
académico Diego Gracia Guillén, reconocido profesor de historia y éticas,
referente absoluto en la ciencia del pensar, y
que ofrece también atinadas reflexiones sobre la esencia quirúrgica. En
definitiva, una obra breve pero sustancial, para conocer al menos la forma en
que trabaja este que ya es excelentísimo señor académico Francisco Javier SanzSerrulla.
A.H.C.
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