Aache Ediciones. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 112.
Guadalajara, 2020. 202 páginas.
ISBN 978-84-18131-11-0. PVP.: 15 €.
Aunque este pueblo serrano tenía ya elaborados y publicados algunos apuntes de su historia, llega ahora el arquitecto Javier Ortega aportando un gran libro sobre la historia y el patrimonio de esta localidad, Miedes de Atienza, en el confín con Soria. Se trata de un lugar fronterizo, al pie de una sierra por la que cabalgó, en su día, el Cid Campeador, en cuyo poema se menciona expresamente este lugar como de paso.
El autor analiza con meticuloso pormenor el conjunto de cavidades primitivas que existen en el término, con especial atención a la cueva que hay en la roca sobre la que se sustenta la ermita de Nuestra Señora del Puente, que viene a ser lugar de habitación y culto durante el periodo visigodo. Muchas otras cuevas, y hallazgos arqueológicos dan prueba de la importancia que este lugar tuvo en siglos primitivos. Además se extiende en el análisis de los restos romanos, visigodos y árabes, para pasar luego a la enumeración de señoríos, personajes, hazañas y edificios que restan de un pasado denso y glorioso.
Aquíi consideramos que debe resaltarse el núcleo del libro, dedicado a la reseña y estudio de las cavidades distribuidas por el término. Espeicalmente la que aparece tallada bajo la roca que sostiene la ermita de Santa María del Puente. Está en un altozano, sobre el pequeño valle del río Pajares, en cuyas orillas se abren otras cuevas, como las de El Espinarejo, tres más en Los Villarejos, y otra en Corral García. Similares entre sí, talladas sobre la roca arenisca de los bordes del valle, tienen amplios interiores con bancos, alacenas y capillas. En las rocas, se aprecian inicios de más tallas, que no llegaron a completarse, y un detalle muy revelador, el de los mechinales que aparecen perforados sobre las entradas y más allá, denotando el uso que tuvieron de parapetos, o cabañas construidas a la entrada de la cueva, que vendría a ser como capilla, o residencia de ermitaño.
Lo que se evidencia, leyendo este libro de Ortega, y aprendiendo de él, es la enorme base patrimonial, en punto a cuevas y eremitorios de origen visigodo, que existe todavía hoy en este término municipal de Miedes. Y nos cuenta además, por descripción, y por análisis documental, que en el actual término de Miedes hubo además otros tres pueblos, hoy ya abandonados completamente, que fueron “Santa María de la Puente”, “Torrubia” y “Las Casillas”.
Además, por el término se encuentran numerosos enclaves primitivos, quizás castros celtibéricos, poblados visigodos, aldeas medievales…. El “Castro de Perniles” que fue en su origen habitáculo celtibérico, debió tener una vida muy prolongada en los siglos iniciales de nuestra Era, porque aún en época visigoda tenía ocupación. En él se ven tallados en la roca numerosos intentos de perforación, pero también mechinales, y silos. En Santa María del Puente, que se puede localizar muy bien pues está en pie todavía una gran ermita visible en la distancia, debió haber un amplio poblado en torno a la roca, donde estaría la capilla, o la residencia del mandatario religioso. El ambiente de ese entorno es realmente mágico, como sonoro.
La Cueva de Corral García es otro lugar a tener en cuenta: enorme, bien tallada, con diversas estancias comunicadas por pasadizos. En la más grande, hay un banco corrido, y muchos detalles incluso grabados de cruces y signos sobre los muros. Javier Alcaide parece decantarse por su origen celtibérico, arévaco, como hasta hace poco se fechaban todos estos lugares, pero los estudios de Daza y otros apuntan a que realmente su origen es visigótico. En todo caso… más de 1.500 años tiene estas cuevas, estos restos habitacionales y estos recuerdos patrimoniales de unos pueblos que hoy siguen (aunque a tranca y barrancas) vivos y latientes.
Este libro será especialmente bien recibido por los amantes de esta tierra silenciosa y expresiva, la Sierra Norte de Guadalajara.
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