Brújula. Poesía de / en Castilla-La Mancha (50 años; 50 nombres; 50 poemas). Editorial Almud. Biblioteca Añil Literaria. Toledo, 2020. 124 páginas.
Sencilla y elegante la edición de este último número de la Colección Biblioteca Añil Literaria. Con una pintura de Trinidad Fernández, el editor Alfonso González-Calero nos ofrece una peculiar antología de la poesía en nuestra Región, a través de 50 poetas y a lo largo de 50 años … el caso es que siempre vienen bien estas tareas de recopilación, de detenerse un minuto y echar cuentas: de quienes son, de lo que han hecho, de cómo lo han hecho.
Tras una breve introducción explicativa, González-Calero nos ofrece (dedicando dos páginas a cada uno) el nombre, las fechas de su vida, el retrato, la abreviada biografía, un comentario a su obra, y una pieza de su repertorio. Empieza por Juan Alcaide (que nació en 1907) acaba con Amparo Ruiz Luján, que lo hizo en 1956.
Los analistas de la poética persiguen muy a menudo encuadrar a cada poeta en un grupo, en una generación, o en un estilo. Y creo que esto es muy difícil, porque todo poeta que haya leído (se supone que para ser poeta hay que haber leído mucho) tiene raíces en muchos campos, y hojas de todos los colores. La poesía es una planta que crece en el corazón, peor se riega con lecturas, amistades, viajes y sufrimientos. Quizás haya algo común en todos estos antologizados poetas: que han desarrollado su obra en el siglo XX, y que han tenido ante los ojos una tierra (fundamentalmente la manchega) que te pide que la antes, que la manejes con ganas, que la añores siempre.
De Guadalajara hay varios y fundamentales representantes en esta antología. Porque trae a José Herrera Petere, con su poema al padre muerto en el destierro, y a José María Alonso Gamo, el poeta de Jadraque que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1952. Desde Ramón de Garciasol, de Humanes, a Antonio Fernández Molina, que anduvo por Guadalajara fundado “Doña Endrina”. Desde Francisco García Marquina, hoy residente en El Cañas, hasta Julita González Barba, la Julie Sopetrán de “Nueva Alcarria”. Completando la nómina con Alfredo Villaverde Gil, capitán de los escritores alcarreños, hoy todavía.
Un libro que se hace entrañable, a la que se pasan sus páginas, y querido, cuando se lee su contenido, sus saberes, sus decires limpios. Con la poesía se construye la Región, y se da paz a los espíritus, que hoy más que nunca la necesitan.
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