Alfredo Villaverde y Raúl Torres: “Viaje a las Alcarrias”.
Editorial Llanura, Madrid, 2006. 232 páginas, ilustraciones en monocromo y
color.
Aunque ya en el blog del Desván de mis Libros se contiene
una amplia y original presentación de este libro (ver
aquí), quiero ofrecer mi impresión, aunque sea breve, de estas páginas,
porque considero que la obra que publican conjuntamente Alfredo Villaverde y
Raúl Torres, cada uno pateándose “su Alcarria particular” (Villaverde la de
Guadalajara y Torres la de Cuenca) es de una sutileza especial, y va a
proporcionar a quien lea este libro un cúmulo de sensaciones densas, recogiendo
una información que no por conocida va a sobrar, porque en cada página hay un
destello nuevo, alguna sorpresa.
Villaverde hace en breves escritos que se suceden sin descanso, un recorrido literario inicial
por la palabra “Alcarria”, y ensaya su andar por la Pastrana de la princesa de
Éboli, subiendo al mirador de Trijueque, acudiendo a Valdearenas y paseando con
delectación por Tendilla, donde rememora sus viejas ferias, subiendo luego a
las ruinas de La Salceda, donde adivina opulencias y abandonos. Es larga su
estancia en Lupiana, y allí mezcla el recuerdo de los jerónimos, la brillantez
del mejor plateresco y el recuerdo de las películas musicales. Pero no olvida a
continuación la historia que el “ciudadano Kane” movió sobre el monasterio de
Ovila, junto a Trillo, cuando en 1931 el periodista Hearst lo compró y mandó
desmontarlo entero.
Recuerda Villaverde a los que han escrito por y a través de
la Alcarria: al autor del Cantar de Mio Cid y a León Felipe, junto al Arcipreste de Hita p Camilo
J. Cela. En Pastrana vuelve a soñar con Santa Teresa, con San Juan de la Cruz,
y a partir del “Amparito Roca” en Guadalajara, donde entrevista a Jesús
Velasco, el más internacional de los chefs de nuestra tierra, aprovecha los
saberes de Adolfo y nos planta una crónica densa de fogones y manteles… un
recuerdo para los escritores y pintores vivos, sus amigos, que se redondea con
un memorial a Camilo José Cela, el gran andarín de esta tierra a través de su
“Viaje a la Alcarria”, sin duda el mejor de sus libros, el que quedará sonoro
para siempre.
Alfredo Villaverde y Raúl Torres, autores de este libro. |
Por la Alcarria de Cuenca se entretiene Raúl Torres, que
sabe cosas y sabe decirlas. No en vano ha vivido en esta tierra, donde nació,
hace ya unos cuantos años, y en ella ha sorbido colores y memorias. En Villar
de Domingo García, y en Priego, el autor desgrana edificios y personajes,
callejea y se emociona. Busca allí a los alfareros más sapientes, y recita en
las esquinas, como lo hace en Carrascosa del Campo y luego en Huete, donde se
extasía ante sus viejos palacios, sus cuestudas luminosidades y acaba en el
viejo convento de los mercedarios, ahora Museo de Florencio de la Fuente, joyel
increíble en estos entresijos de la tierra. Otro maravilloso artículo dedica a
Buendía, y rememora su encuentro y amistad con Camilo José Cela, pasando a
recordar comidas y aperitivos con los famosos, y acabando dándonos envidia al
referir su preferencias culinarias, que se cifran en los huevos con chorizo
frito, más los zarangollos de esta tierra, que se resiste a ser develada, pero
que entre Villaverde y Torres lo consiguen. ¡Bendita tierra de Alcarria!
Cuajada de sencillos humores, solemne por lo lejana, hermosa de natural y sin
repintes. Lozana siempre, amada siempre, Alcarria.
Antonio Herrera Casado
Antonio Herrera Casado
En este libro se comprueba la gran valía literaria de estos dos escritores. Un libro precioso, agradable de leer, aunque por su aspecto editorial parezca un poco hosco. El interior, sis líneas, están llenas de esplendor.
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