Pérez Henares, Antonio:
“La tierra de Alvar Fáñez”. Almuzara Ediciones. Córdoba, 2014. Novela, 540
págs. Con bibliografía, grabados, árboles genealógicos y apéndices
complementarios sobre personajes y datación. 17 x 24 cms. Encuadernación en
tapa dura. ISBN 978-84-16100-63-7. 25 €.
Una novela histórica que
apasiona desde el primer momento. Una visión de la España turbulenta en la que
leoneses y castellanos luchan contra todo el que se les pone por delante o les
rodea: pasiones personales, envidias, venganzas, amores y un largo etcétera que
Pérez Henares conjuga sabiamente, con un lenguaje atrayente y cautivador. El
lector de esta “tierra de Alvar Fáñez” se va a llevar una sorpresa porque (si
tiene capacidad para ello) se va a sumergir en la crónica viva, palpitante,
realista, del siglo XI, y va a caminar entre sus protagonistas punteros. La
basamenta histórica, que es novedosa en muchos puntos, y rigurosa a un tiempo,
la aporta Plácido Ballesteros San José, a quien el autor reconoce y agradece su
aportación documental. Mientras que Pérez Henares, veterano ya en las lides de
la narración y en la transmisión de emociones, redondea con esta obra su
curriculum de novelista y apunta más allá, con esta saga de violencia y
pasiones en la Edad Media castellana.
Con un mérito añadido
para los alcarreños, como él, como nosotros: que en la novela es permanente la
presencia de nuestra tierra, y de nuestras gentes. Y ello por una razón bien
sencilla, porque la historia de Castilla se teje sobre la urdimbre de nuestros
caminos. Para los que quieran, y sepan, unir sus vidas actuales, pasajeras y
volátiles, a las de sus ancestros, es un gozo también saber que esas voces,
esas carreras, esas angutias y esas alegrías las tuvieron nuestros tatarabuelos.
Zorita, Guadalajara, Cuenca y Valencia, Toledo y Talavera…. Tantas ciudades en
las que vivimos y alentamos, están haciéndose aquí carne de una historia densa
y real.
A lo largo de más de 500
páginas Pérez Henares revela, con gran rigor histórico, los verdaderos hechos
que tuvieron lugar bajo el reinado de Alfonso VI y de su hija, la reina Urraca,
y nos presenta cómo su vasallo, Álvar, se ganó el respeto dedicando su vida a
la defensa y consolidación de las posiciones castellanas frente a los
almorávides. La novela rompe también con la tradición secular de situar al Cid
como el héroe relevante de aquella época, en detrimento de Álvar Fáñez, y pone
en entredicho la interpretación de aquel periodo realizada por Menéndez Pidal,
quien consideraba al Campeador como el principal artífice de todas las hazañas
de la época.
Por lo tanto, la
originalidad de esta obra estriba, entre otras cosas, en la investigación
realizada por Antonio Pérez Henares, apoyado por Plácido Ballesteros San-José,
que nos permiten llegar a la conclusión que el mérito de la Reconquista no se
debe solo a las gestas de Rodrigo Diaz de Vivar, sino a la acción de Álvar
Fáñez en la frontera del Tajo frente a los almorávides, entre 1086 y 1114.
La novela tiene por
protagonista personal a Fan Fáñez, sobrino y protegido de Álvar, en una época
en la que Alfonso VI, acompañado de sus servidores Pedro Ansúrez y García
Ordóñez, movía las piezas de su reino como si fuera un maestro de ajedrez. Eran
tiempos convulsos, y en el reino de Castilla, siempre frontera, cada bastión
jugaba un papel crucial en la política, el poder y la guerra. El joven Fan,
rescatado por su tío Álvar, cabalgará primero junto al de Vivar en el destierro
y luego servirá a su rey Alfonso defendiendo la frontera del Tajo y del
Henares, desde Zorita, por Guadalajara, hasta la ciudad de Toledo, frente a los
sucesivos intentos de recuperarla de los musulmanes.
Reconozco que las
primeras 200 páginas, con la suma de ires y venires de los protagonistas, sus
traiciones, guerras, descendencias, etc, se hace un poco lenta. Pero las
últimas 200 son mucho más movidas, apasionantes, y además revelan un mundo
medieval que hasta ahora no se había visto con esta óptica: la defensa de
Zorita y su castillo, de sus gentes incluidas los hebreos, de las amistades de
cristianos y musulmanes, la llegada de los yihadistas almorávides arrasando con
todo, la defensa heroica de Toledo … esa es la parte más atractiva y vívida, la
que nos lleva ya sin freno hasta el final, la muerte de Alvar Fáñez, en una
pelea sin sentido entre cristianos, ocurrida además en 1114, el año en el que,
tímidamente, Guadalajara ha conmemorado el 900 aniversario de la muerte de su
héroe conquistador.
Creo que esta novela de
Pérez Henares ha sido el más cumplido homenaje a la memoria de esta figura
insigne, capital, de la historia de Guadalajara y de Castilla entera.
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