7 de abril de 2024

La Rosa de la Verdad

 

Ángel Taravillo Alonso
La Rosa de la Verdad
Aache Ediciones. Guadalajara, 2024
Colección “Letras Mayúsculas” nº 73
194 páginas.
ISBN 978-84-19813-14-5
PVP.: 20 €.

 

Es este un libro de tono juvenil. Se incluye en la Colección “Letras Mayúsculas” en la que se ha querido incluir este tipo de Literatura Juvenil que trata de captar para la lectura a las nuevas generaciones. De nuevo encontramos un escrito de Ángel Taravillo que viene a adentrarse en el mundo medieval con un relato de una aventura secuencial en clave de héroes y villanos, con todos los elementos del trhiller histórico. Trátase de un reino medieval, con el poder real destruido por la ambición de su canciller, que verá surgir a un héroe de cantar de gesta, capaz de recuperar la legitimidad del trono a través de aventuras donde se mezclan la realidad y la magia, apoyado en la amistad y en el amor incondicional de su amada.

Fue en tiempos del rey Huberto, hijo de la gran reina Ei­wín y de su esposo el renombrado guerrero Windorlfo, aquel de las grandes hazañas en tierras del Emperador de Bizancio luchando contra los turcos, que sugirió a los poetas de su corte escribir un cantar de gesta con la epopeya de sus progenitores. Es este relato que, perdido y olvidado durante siglos, ha sido recuperado recientemente en una antigua biblioteca de un palacio aristocrático en una zona de Centroeuropa. El famoso “Cantar de Eiwín” o “La Rosa de la Verdad”. 

En la actualidad -nos dice el autor al acabar el libro-, en algunos lugares apartados, remotos, de cierta cordillera azotada por fuertes vientos, las niñas de las al­deas entonan cierta cancioncilla relativa a esos héroes cuando juegan saltando a la comba: 

 

Entre los trigales verdes 

tres caballeros vienen. 

Altos, guapos y fuertes. 

Caballos blancos montan 

con destreza inigualable, 

armaduras de oro y brillantes 

de sus pechos resplandecen.

 

En definitiva, “La rosa de la verdad” trata con amenidad y mucha emoción la aventura vital de un héroe de ensueño, ese personaje de gracia física, valor inacabable y ética a prueba de bombas, que sabe restaurar la paz de un país a costa de su sacrificio. Un ejemplo para los lectores juveniles a los que va dirigido el libro.

10 de marzo de 2024

Viejos conventos de guadalajara


 

Antonio Herrera Casado: "Viejos conventos de Guadalajara". Aache Ediciones. Guadalajara, 2024. Colección "Tierra de Guadalajara" nº 132. 90 páginas, ilustraciones a color. PVP.: 10 €.

Aunque ya existen otros libros sobre este mismo tema (uno de ellos escrito en 1946 por Francisco Layna Serrano, y editado también por Aache en formato de gran lujo) en esta ocasión he querido divulgar esta parcela del patrimonio local de la ciudad de Guadalajara con una publicación de lectura asequible, en la que aparecen los quince conventos que a lo largo de los siglos han puesto a la ciudad en el mapa de las devociones regulares, entre todas las órdenes religiosas creadas a lo largo de los siglos.

Aparecen así conventos, tanto femeninos como masculinos, de franciscanos, clarisas, dominicos, carmelitas, jesuitas, mercedarios…. Hasta el más reciente (de principios del siglo XX) de la Religiosas Adoratrices que custodian el Panteón de la Duquesa de Sevillano. De todos ellos, solo tres siguen vivos. El resto son piezas arqueológicas de la historia local. Pero de todos ellos aparece una breve referencia doble: historia del instituto, y descripción de lo que fue o de lo que queda de su edificio. 
El libro está pensado para el tiempo actual. Tiene el formato que hoy se necesita para aportar información de calidad y abreviada: lo esencial de las cosas. Cierto es que reproduce como en miniatura la gran obra de quien fuera nuestro admirado historiador y Cronista Provincial, Layna Serrano. Un libro que escribió durante el encierro forzado de los tres años de Guerra Civil, con cientos de documentos revisados en Archivos y analizados edificios y entresijos. Hoy es un libro que sirve para que lo miren un muy reducido número de investigadores, y algún romántico lo use de regalo en alguna jubilación profesoral. Pero lo que hay que conseguir es que la gente, ese número cada vez mayor de ruteros, viajeros, agrupaciones de todo tipo que están encantados con visitar ciudades y reconocer su interesante legado patrimonial, conozcan estas esencias. Para ellos, que van con el tiempo tasado, y atentos siempre a las explicaciones del guía, este librillo puede servir para echárselo al bolsillo y en el propio autobús, o en la sobremesa, abrirlo por las páginas del convento recién visto y llevarse anotados sus nombres, y sus cifras.

 

El San Francisco de junto a Bejanque

 

Insisto en revisar en este libro al viejo monasterio de los franciscanos, ese Convento de San Francisco que fue creado por la reina Berenguela en la Baja Edad Media, y que aún hoy es actualidad latiente, por la controversia surgida en torno a su utilización como elemento de dinamización cultural de la ciudadanía. Visitables libremente su iglesia y la cripta subterránea del panteón de los Mendoza, el resto continúa sin apenas utilidad pública, esperando una restauración que merece, por su importancia histórica y por el valor que como elemento de encuentro social podría tener en un futuro.

En San Francisco de Guadalajara hay muchas cosas qué ver. Y este libro las enumera, dándole a cada una su jerarquía de importancia. La principal es la cripta semisubterránea que la familia Mendoza mandó construir bajo la iglesia, en el siglo XVIII, para que sirviera de panteón mortuorio de los duques. Largos años (desde “la francesada”) destruida y abandonada, ahora ha sido reparada y luce espléndida. Encima está la iglesia, de un gótico elegante, diseñada por Juan Guas (sí, el mismo arquitecto del palacio del Infantado) con capillas, algunas esculturas, muchs escudos, y, sobre todo, una espectacular bóveda del presbiterio pintados sus nervios con cabezas de dragones lenguados y furiosos.

En el resto del conjunto se verá (cuando lo restauren) el claustro monasterial, que es de dos alturas y construido en ladrillo, y una sala de máquinas que sirvió para producir elementos militares cuando el conjunto fue destinado a sede de la maestranza de los Ingenieros Militares. Pabellones de cuando fue “el Fuerte de San Francisco” con sus recuerdos carlistas, y otras curiosidades pueden verse en este lugar, que estuvo (y aún le queda buena parte) rodeado de un denso bosque de vegetación mediterránea.

 

Las jerónimas de los Remedios

 

Entre la quincena de viejos conventos de Guadalajara, casi perdido su referente incial vemos hoy lo que queda del convento de las jerónimas que mediado el siglo XVI fundara don Pedro González de Mendoza, obispo que fue de Salamanca y una de las lumbreras españolas en el Concilio de Trento. De allí se trajo ideas, y fórmulas estéticas como las que mandó aplicar a Acacio de Orejón y otros arquitectos en el diseño de la iglesia, que está hecha, en una sola nave, al estilo de las que los italianos del norte hicieron en Trento. Añadiendo bajo el presbiterio el mausoleo del fundador. Y poniendo sus escudos por todas partes.

Estas monjas, entre las que hubo eruditas individualidades, dejaron tras la Exclaustración este enjoyado edificio y se fueron a vivir a un más humilde caserón del centro de la ciudad, el que estaba junto a la iglesia de San Esteban, un viejo palacio que los Azagra las cedieron para su habitación, que fue sencilla, y en la que algunas se hicieron fotos, hasta que decidieron emigrar a Brihuega, donde se unieron al convento de jerónimas que allí había desde más antiguo.

En el convento de las jerónimas de Nuestra Señora de los Remedios, el gobierno liberal del siglo XIX puso el Hospital Civil de Guadalajara. Y tras la guerra incivil, todo estropeado y viejo, fue derribado, para sobre su solar levantar la Escuela Universitaria del Profesorado, hoy en uso.


Páginas relativas al convento de San Francisco de Guadalajara



Las franciscanas de La Piedad

 

No trato aquí de resumir el libro, ya de por sí resumido, sino de destacar los mejores valores que muestra. Y uno de ellos es el convento de la Piedad, que de inicio fue levantado como palacio para habita Lorenzo Vázquez de Segovia, al mismo tiempo o muy poco después que Juan Guas levantara el palacio ducal de sus tíos.  En ese convento surgió como figura señorial la sobrina del fundador, doña Brianda de Mendoza, a la que ahora se recuerda por el título de nuestro más veterano Instituto de Enseñanza Media. Esta figura del Renacimiento mandó a Alonso de Covarrubias tallarle un templo, y a Juan de Flandes pintarle un retablo. Ella misma se dio a pensar en las bondades de la Reforma que Lutero estaba emprendiendo en la iglesia, y en definitiva allí quedó el aroma (otros dirían que el tufillo) de esos nuevos modos de pensar y actuar que en España, por los mandatos imperiosos de la espada de Carlos V, no llegaron a cuajar.  Fue de inicio un beaterio (algo parecido al beguinage de Amsterdam ¿alguien lo ha visto?) que cuajó finalmente en monasterio de franciscanas a las que se apuntaban las hijas de los aristócratas que no alcanzaban novio de ninguna de las maneras.

 

En todo caso, ese librejo que he compuesto, estos “Viejos conventos de Guadalajara” no vienen a poner de lado a nadie, sino a destacar los valores (históricos, monumentales, patrimoniales en lo tradicional y el memoriaje) de algunas ruinas, solares o vetustos edificios de Guadalajara. Siempre en ese camino de dar a conocer, de valorar, de salvaguardar el pasado en sus formas monumentales.

23 de diciembre de 2023

Nacho Cardero en Guadalajara

A Nacho Cardero he de agradecerle que, a pesar de haber nacido en Guadalajara, y ocuparse ahora del mundo, siga interesándole esta ciudad, y esta tierra, porque –según dice– es esta una provincia “a la que le da miedo levantar los pies del suelo” y, sobre todo, porque es la tierra de sus ancestros, padres y abuelos, aquí nacidos y criados. 

En su reciente libro, que está tallado sobre la madera del buen periodismo con la gubia de la buena literatura, habla de muchas cosas Cardero. Pero habla, sobre todo (pocas páginas, pero lo llenan todo) de Guadalajara, Y por eso lo quiso presentar en esta ciudad a la que siempre vuelve. Es “Aquellos que dábamos por bueno” un ensayo y una memoria. De varias cosas, actuales todas, que nos aprietan y mueve, que nos preocupan. Pero en el capítulo que me he fijado es el que titula “Las segundas oportunidades”, donde cuenta el nacimiento de su primera hija, Catalina, que fue una prueba dura con la que pasar el rubicón de la vida, y la muerte de su padre, Esteban García Pajas, como algo que nadie podía imaginarse que podría ocurrir, en medio de la pandemia de la Covid19, y de una España asustada, desnortada, desorganizada y llena de gentes temblorosas. Guadalajara está en la fibra de su recuerdo, y algunos compañeros de la prensa (Luis Monje Ciruelo, Augusto González Pradillo, su propio abuelo Domingo Cardero Prieto) van desfilando y dando muestras de su realismo sincero.





En su libro habla Cardero del caso de “Los Papeles de Panamá”, que su periódico (“El Confidencial”, que él dirige desde hace una docena de años, y al que llevó hasta la estatuilla del Pulitzer 2017) desveló en primicia mundial; y de la política actual –española y europea–, de los poderes fácticos, de Madrid, del duque de Feria, de Florentino Pérez y de Mar Cabra. Entre otros cientos. Se lee de un tirón, se aprenden cosas y se constata que este hombre –este escritor y periodista– va a dar todavía mucho y bueno gracias a su trabajo y su actividad. Guadalajara tiene con él, ya, una deuda, que aquí saldamos, en adelanto, con esta nota de calderilla.

 

A.H.C.

30 de abril de 2023

El libro fotográfico de Valverde de los Arroyos

 














Santiago Bernal Gutiérrez

Libro Fotográfico de Valverde de los Arroyos

Aache Ediciones / Diputación Provincial de Guadalajara

Guadalajara, 2023

184 páginas, fotografías en color, 29 x 29 cms.

ISBN: 978-84-18131-89-9 – PVP.: 39 €.

 

Este es un libro que Guadalajara le debía a uno de sus más preclaros habitantes. Santiago Bernal Gutiérrez, segoviano de origen, había puesto en nuestra ciudad un altar de culto y cultivo a la fotografía. Con él creció la recién nacida Agrupación Fotográfica Alcarreña, y con él se dispararon las aficiones, las visiones y los caminos abiertos hacia el arte de la fotografía. De las cámaras (analógicas, por supuesto, con carrete y fotómetro añadido) salieron los negativos que vigilaban la realidad ­–gentes y cosas– de esta tierra, durante muchos años.

Y de Bernal salieron cientos (quizás miles) de imágenes de Valverde de los Arroyos. Tantas, que era obligado contemplar ese lugar de la Sierra Norte bajo su objetivo. De Bernal se ha hecho un libro antológico de sus imágenes más creativas (Aache/Hercesa, 1992) y una monografía sobre la Caballada de Atienza (Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, 2012), pero tras su muerte, y cumpliendo por parte de sus familia y admiradores el obligado compromiso de sacar le esencia de su mirada sobre Valverde, ahora esta obra. Grandiosa y espectacular.


Al libro le pone prólogo el escritor alcarreño Jesús Orea Sánchez. Con unas palabras definitorias…    Además de breves párrafos de José Luis Vega, presidente de la Diputación, y de José Luis Bermejo Mata, alcalde de Valverde. Se concluye con un Epílogo escrito por Mario Bernal Cacho, hijo del fotógrafo. Pero la esencia de Valverde está en esta obra captada por las fotografías de Bernal, grandes, a color, o en el clásico blanco y negro tan dramático y efectista, explicadas paso a paso por los textos de José María Alonso Gordo, cronista oficial de Valverde, y que en esta obra se estrena en el oficio, dándole la dimensión cabal que una crónica, medida y pensada, debe tener. En este caso complementando la imagen de sucesivas realidades.

En el Índice del libro queda patente lo que en él se ofrece: visiones a color, en gran tamaño, o en blanco y negro y reducidas, como en esencia, del lugar, la Fiesta de la Octava, la Naturaleza valverdeña, la tradición, las gentes, todo ello rematado con un epílogo de Mario Bernal, que presenta el objetivo de la publicación, y que no es otro que dar cumplido el deseo del autor de ver publicadas tantas fotos, tantos frutos de tantos años.



Santiago Bernal Gutiérrez, autor de las fotografías


El libro sobre Valverde, en fotos y en textos, hechas las primeras por Bernal y los segundos escritos por Alonso, es una maravilla. Y pensamos que, sobre todo, sirve para que el autor de las imágenes continúa, palpitante y dinámico, entre nosotros. Cada foto de Valverde es un recuerdo de Santiago Bernal. Por eso se ha hecho el libro, y por eso al mirarlo ahora nos entran las ganas de ir de nuevo hasta aquel lugar, remoto y magnífico, siempre descubierto.






El origen de esta gran obra nos la ha explicado con detalle el hijo del autor, Mario Bernal Cacho. Nos dijo que, cuando su padre era ya muy mayor, encontró en su despacho muchos papeles, y una carpeta que titulaba "Cosas por hacer". Estremecido por el significado, la abrió y encontró un bloc de notas en que pergeñaba Santiago las principales ideas para ese libro sobre Valverde que llevaba en la cabeza: índice con sus partes principales, un Prólogo que quería lo escribiera Jsús Orea, un amplio texto comentando las fotografías que deseaba que lo desarrollara José María Alonso Gordo, y un Epílogo que recogiera sus querencias escritas hacia Valverde, y las imágenes de un homenaje que le hicieron los danzantes hace tiempo. Con todo ello, como cañamazo, Mario ha conseguido levantar este gran libro que ahora ya es realidad, y el autor estará viendo desde el rincón del espacio donde se haya quedado a morar para siempre.

29 de abril de 2023

Lecturas de Patrimonio. Provincia de Guadalajara

 Antonio Herrera Casado

Lecturas de Patrimonio. Provincia de Guadalajara

Aache Ediciones de Guadalajara
Colección “Proyecto Lucena” nº 6
Guadalajara, 2023.
512 páginas, numerosas ilustraciones.
ISBN 978-84-19813-00-8 – PVP.: 50 €.

La obra


Ha querido el autor, en este libro que confiesa ser el último que escribe, acumular por temas todos aquellos estudios que a lo largo de sus cincuenta años de actividad investigadora ha conseguido desvelar, estudiar, divulgar y poner en la senda del respeto.
Publicados muchos de ellos previamente en el Semanario local “Nueva Alcarria” o en revistas especializadas de tirada minoritaria, podrían pasar desapercibidos y perder la intención con que fueron hechos, de desvelar misterios y aclarar sentidos de obras, en edificios, retablos o piezas muebles.
Es largo el índice de temas, y profuso el topográfico del final del libro, pero con ello se consigue dar idea del objetivo de la obra, que es aunar en un solo tomo los elementos claves del conjunto patrimonial histórica de Guadalajara, y, sobre todo, refundir en un tomo aquellos elementos que conforman, desde distintos ángulos, ese Patrimonio de Guadalajara que debemos entregar a nuestros sucesores bien estudiado, y bien protegido.

Elementos que contiene

Solo con leer el índice, ya se hace el lector perfecta idea de lo que va a encontrar en esta obra, múltiple y densa. Aunque de temáticas en principio muy diversas (castillos y artesanías, tapices y bibliografías) hay un indudable hilo conductor en esta obra.
Se inicia con la exposición, resumida y clara, de los lugares más singulares del patrimonio provincial: yacimientos arqueológicos, monasterios medievales, castillos defensivos, palacios señoriales, iglesias singulares, plazas y ayuntamientos, fuentes y puentes, cuevas eremíticas y ermitas populares, pinturas ­–de caballete y en retablos­– y esculturas –funerarias y de respeto–, piezas de orfebrería, colecciones de tapicería, muestra de heráldica, más un numeroso aporte de inéditos lugares y rincones donde la iconografía da las claves de un mensaje que se prologa en siglos: muestras románicas y expresiones renacentistas muy varias, acabando con esos elementos (arquitectura popular, artesanías, patrimonio industrial) que conforman, junto con los libros sustentadores en último escaño, la historia real y firme de esta tierra, a la que el autor ha dedicado tantos años de estudio.

El autor

Antonio Herrera Casado (Guadalajara, 1947) es doctor en Historia de la Ciencia, habiendo ejercido su carrera profesional como médico, especialista en Otorrinolaringología, en la Medicina Pública de Guadalajara. Es autor de un centenar de libros, todos ellos referidos a temas del Patrimonio, la Historia, la Naturaleza y las costumbres, de Guadalajara. Fue nombrado, en febrero de 1973, Cronista Oficial de la Provincia de Guadalajara. Y ha sido designado miembro, correspondiente o de número de cuatro Academias (Historia, Genealogía y Heráldica, Bellas Artes y Letras de Cuenca, y Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla La Mancha).
Colabora desde 1968 en el semanario “Nueva Alcarria” y muchos de los textos aquí publicados han visto a luz en ese periódico. Otros han sido publicados antes en revistas especializadas de difusión minoritaria, y algunos son nuevos en el conjunto de temas expuestos.
Antonio Herrera Casado ha dedicado muchos años de trabajo e investigación a los temas patrimoniales de su provincia natal, escudriñando de ellos (templos, retablos, fachadas y enterramientos) los elementos iconográficos que dan sentido a una obra, y que aclaran –cuando son entendidos– los mensajes que autores y personajes han querido transmitir a siglos futuros. Esa tarea de análisis patrimonial es lo que se recoge en este libro que es suma de una vida.

 

9 de noviembre de 2020

Historia de la Medicina de la Ciudad de Sigüenza


Sanz Serrulla, Javier: “Historia de la Medicina de la Ciudad de Sigüenza”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2020. Colección “Proyecto Lucena” nº 4. 248 páginas. Numerosas ilustraciones. Encuadernación en tela. ISBN 978-84-18131-16-5. PVP.: 25 €. 

La capacidad más que probada del profesor Sanz Serrulla para indagar en los anales de la Historia de la Medicina Española, ha dado una vez más un copioso fruto en este libro que, además, considera el autor como preferido, pues se trata de la historia de la medicina, en su ciudad natal, la castellana población de Sigüenza (ahora mismo en proceso de examen para acceder al título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad).
Con un formato elegante, muy bien editado, es un libro que a los seguntinos, y a los guadalajareños todos, servirá para mostrar con orgullo como, a lo largo de los siglos, esta ciudad tan significativa ha tenido voz tan alta y tan clara, en el mundo de la Ciencia. Ojalá que muchas otras ciudades pudieran tener un libro similar, que incluya al detalle los mil y un avatares que médicos y población han pasado para hacer un mundo mejor, unas ciudades mejores.

Contenido del libro 

Comienza este libro con el prólogo que le pone el académico y profesor Diego Gracia Guillén, una de las figuras más relevantes del pensamiento científico-médico español. Quien hace un resumen cumplido de su contenido. Pero el mejor resumen lo debe poner el lector, cuando lo acabe. Tarea fácil porque el libro es ameno, completo y enjundioso. Una tarea, la que acomete el profesor Sanz Serrulla, complicada y sugerente: la de hacer una historia de la actividad médica en la ciudad de Sigüenza, a lo largo de los siglos. 

Con documentos, archivos, testimonios, recuerdos y evidencias, en una tarea seriamente histórica y concienzuda. Por estas páginas desfilan las instituciones que han ejercido su tarea sanitaria en la ciudad, como son los hospitales, el Cabildo catedralicio, el Concejo ciudadano, la Universidad, y más modernamente las estructuras sanitarias del Estado. De otra parte, y tras meticulosa indagación, surgen los nombres de los profesionales (médicos, boticarios, cirujanos-barberos, comadronas, enfermeros y enfermeras, etc.) que han dado vida a esa dedicación secular. Muy ilustrado con imágenes antiguas, retratos, firmas, documentos, instrumentos, etc. 

No cabe duda que este libro, por el detalle de su ejecución, y por lo que supone de “intrahistoria” de Sigüenza, será un jalón más que va a contribuir a la tarea de conseguir la declaración para esta ciudad de “Patrimonio de la Humanidad”. 

El autor 

El profesor doctor Francisco Javier Sanz Serrulla (Sigüenza, 1957) es actualmente Académico de Número de la Academia Nacional de Medicina de España, ocupando el sillón de los más destacados historiadores de la Medicina. El sitial se lo ha ganado a través del muchos años, de mucho trabajo, de mucha dedicación y de mucho entusiasmo. 

Hoy es considerado uno de los más prestigiosos médicos historiadores de nuestro país. En la editorial Aache tiene muchas otras muestras de su quehacer. Por ejemplo, las introducciones de los 10 libros hasta ahora editados constitutivos de la Colección “Clásicos de la Odontología Española”, sus monografías sobre dos médicos seguntinos como son Juan del Castillo y Antonio Pérez de Escobar, y especialmente su reciente “Diccionario histórico de Autoridades Científicas de la provincia de Guadalajara”.

La conjura de Guadelmar


 


David Pérez: “La conjura de Guadelmar”. Editorial Tébar Flores. Madrid, 2020. 300 páginas. 

Por la puerta de los libros locales entra esta novela de David Pérez, y lo hace por dos razones: porque el autor es un DGTV (De Guadalajara… de Toda la Vida…) y porque la acción trepidante de este thriller socio-político se desarrolla en una Guadalajara reciente, aunque con un ligero cambio: esta no está en la Alcarria, sino al borde del mar, en una costa acantilada, con un puerto, y una pequeña islita, enfrente, batida por las olas, que se llama Cabanillas. Entre Guadelmar (la Guadalajara del Mar) y la isla de Cabanillas, se mueven los personajes, que viven y trabajan en esta ciudad en cuesta, y que deciden tomarse la justicia por su mano al ver cómo un grupo de delincuentes (bajo las siglas de grupo un político de corte independentista) campan a sus anchas por todo el país, matando, robando, secuestrando y haciéndole sucesivos cortes de mangas al resto de los españoles. 

La historia puede resumirse en un par de páginas, pero el contenido es muy sustancioso, no sobra nada, y se hace en él, por un lado, una descripción sorprendente de nuestra Guadalajara (literaria y emotiva) con unas referencias sorprendentes a una geografía de ensueño, de tal modo que solo una persona que conozca muy muy bien el pulso vital de esta ciudad puede dar una versión (histórica, geográfica y costumbrista de ella). Pero además el autor medita, con amplitud y profundidad bien documentada, en las raíces de ese sarcástico revolutum que supone la actividad de un grupo de delincuentes mafiosos de la peor calaña, en medio de un país que unas veces les aplaude y otras se enfada con ellos. 

David Pérez tiene una larga trayectoria como escritor, es un humanista que ha tocado la poesía, el periodismo, la performance literaria, la denuncia política y la novela. Esta que puede calificarse de atrevida crítica y emocionante aventura contiene todos los ingredientes de la novela de suspense, y lo demuestra con una explicación final que desvela misterios subyacentes. “La conjura de Guadelmar” de David Pérez debe ser recibida, al menos entre sus paisanos, con calor y aplauso. Porque demuestra cariño al terruño, y mucha sabiduría en la construcción de un relato entretenido.