Rodríguez Tejedor, Francisco: "Los mejores 101 momentos de Amor...". Editorial Alhulia, Salobreña (Granada), 2013. 188 páginas. Incluye un DVD con el cortometraje "Victorita, Victorita" protagonizado por Imanol Arias. ISBN 978-84-15897-23-1
¿Por qué nos da el autor en el título de su libro una cifra
de momentos de amor, si luego en su interior pone muchos más? Lo hace en sus
Mejores Momentos de Amor, y lo hace en sus Historias de Pasión Desenfrenada.
Leo en esa intención una desmesura, una lección de que en el amor no hay
cuentas: uno cree que ha vivio un momento único, y han sido dos, o ha sido
medio. Es muy difícil contar los instantes (los minutos, las horas…) del amor y
es muy fácil perderse en ellos, salir de ellos sin la conciencia del tiempo y
el número.
Lo que en este libro que acaba de entegarnos (el segundo de
lo que será una larga carrera) Francisco Rodríguez Tejedor, alcarreño por más
señas, pretende y muestra, es una correlato de innumerables frases, momentos,
apuntes y pensamientos en torno al amor en sus mil dimensiones. Es una especie
de estallido, de asonada amorosa, que se expande (como el Universo) a velocidad
límite, o sea, a una intensa ducha de palabras y sentimientos.
La primera parte del libro “Los mejores 101 momentos de
Amor…” es una sucesión de frases literarias, muy bien escritas, con imágenes
llamativas y luminosas, que con un hilo (con diez hilos, mejor dicho)
conductor, atraviesa el espectro que el amor produce en los seres humanos: el
enamoramiento como rayo cegador, los celos, el desamor, la nostalgia, y otras
muchas cosas que construyen y reconstruyen el sentimiento amoroso. Se observa
una potente idea constructora de algo que luego se expone como evanescente: la
estructura subyace bajo la palabra que vuela. Y nos da sensaciones (eso es el
libro, un caudal de sensaciones) que nos introducen en la habitación donde el
amor mora. Esa habitación es la nuestra, y después de unas cuantas páginas la
descubrimos con claridad.
La segunda parte de este libro, que no aparece en el título,
pero que le da consistencia y le alza como una obra completa, reforzada en su
mensaje, son las diez historias que el autor califica de pasión, pero que
tienen argumento, que piden más larga página donde desarrollarse, que son como
germen de novelas por si mismas. En esta parte se demuestra que Rodríguez
Tejedor es, además de un gran escritor, un magnífico fabulador. Tiene forma y
tiene fondo. Con esos hilos se teje este libro, y con ellos podrá llegar a
tejer otros muchos, cada vez mejores. Ya esperamos el tercero.