28 de octubre de 2015

Sonido de guitarra

Llorente, Pablo Emilio: “Mareamor”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. 168 páginas. 21 x 30 cms. ISBN 978-84-15537-86-1. PVP, 15€.

Tras unos años de preparación en silencio, la trayectoria literaria de Pablo Llorente arranca en este otoño de 2015 con un nuevo y gran libro, con una obra madura y perfecta, en la que nos dice, a través de un raudal de poemas, de su trayectoria vital, escondida tras los rumores de sus versos.
Todo lo que le importa a Llorente está en este libro: la palabra desnuda, el verso valiente, el poema acicalado; la cosa pública y el eterno femenino, los exilios y las destrucciones. Y la llegada y tenaz repaso del tiempo, a través de las estaciones del año, a través de la memoria y los deseos, como un monotema en el que aboca siempre.
La “Marea del Sur” y la “Marea Flamenca” son otras aportaciones finales de este libro complejo y completo. Los versos que se suceden con la cadencia de la palma, del taconeo, del besar la orilla y del olor intenso de un patio andaluz. Penas y alegrías de la nostalgia y el reencuentro. Oro intenso en todo lo que escribe: Llorente se hace grande y permanente en este libro, “Mareamor”, que ya tiene futuro grande aunque acabe de llegar a nuestras manos.

La edición, bellísima, en un tamaño grande y poderoso, con las ilustraciones cargadas de intención de Sandra Gobet. Una joya de la bibliografía alcarreña, española, y universal. Seguro.

30 de junio de 2015

El sonido de la Tierra

Un libro vivo

Pérez Henares, a quien los amigos llamamos simplemente Chani, acaba de brindarnos un nuevo libro. Tuve la suerte de asistir el otro día a su presentación en la Librería LUA de Guadalajara, y conseguí que me lo dedicara y firmara. A continuación, he dedicado unos cuantos ratos de serenidad a leerlo. Estoy seguro, tras acabarlo, que lo volveré a leer alguna vez en la vida. Porque lo merece. Y la relectura la merecen muy pocos libros: El Quijote, el Retrato de Dorian Grey, y pocos más…

En este no hay investigaciones periodísticas, ni referencias a viajes lejanos, ni historias de iberos/preiberos o sagas medievales. En este hay sencillos momentos descriptivos en el mundo calmo en que vive el autor cuando se retira. Y ve a los animales y las plantas que le rodean, y habla con ellos, y aprende de ellos. Es muy difícil catalogar este libro en ningún género: “amistad con la Naturaleza” quizás; “viaje interior”, no sé. Porque no todo el mundo se dedica a “Contar estrellas” como hace Chani, ni a vigilar el enjambre que las abejas le han hecho en subsuelo de la cabaña que tiene en el monte de Altomira, ni a enamorarse de una jabalina que ha parido siete rayones y al final se considera de su familia. No todo el mundo tiene la sensibilidad de buscar entre los chaparros la vida que late, ni la paciencia que eso conlleva, ni la cultura que supone respetarlo, íntegramente.
Solo quiero decir que he quedado, ­–tras leer las páginas de “El sonido de la Tierra” de Antonio Pérez Henares–, deslumbrado de su lenguaje, de sus atinadas observaciones, de su comunión con el mundo. El panteísmo en su estado más puro. Quizás lo que nos salve, a la  larga, de tanta locura como nos rodea. No digo más, porque ya estoy robando minutos a mis lectores de que lo sean de Chani. Con aplauso verdadero.


11 de mayo de 2015

Memoria de Sefarad: juderías de Guadalajara y Cuenca



Todos sabemos que se leen pocos libros, cada vez menos. Y que de los pocos libros que se leen, el Prólogo no se lo lee casi nadie. Pero mi amigo Miguel Romero me pide que, por favor (y sin que sirva de precedente) le prologue este libro que a lo largo de los últimos años ha escrito, después de haber leído mucho, investigado otro tanto, y dádole al magín para recomponer con sentido una información lejana y heterogénea. Y yo no dudo en complacerle. Así es que aquí va este Prólogo que llega con el objetivo, simplemente, de abrirle la puerta al libro que acaba de llamar a nuestras manos.
El gran sabio y humanista Gregorio Marañón y Posadillo, llegó a escribir tantos prólogos que, cuando años después de su muerte mi paisano Alfredo Juderías se lió a editar las Obras Completas del médico madrileño, tuvo que reservar un tomo entero (unas mil páginas) para recogerlos todos. Con Marañón nacía, pues, el género prólogo como una de las vertientes contundentes y nítidas de la Literatura. A propósito de lo cual, el maestro de sabios decía que sólo le interesaban los prólogos como oportunidades para escribir, poco, sobre algún tema que no dominaba. Y, en todo caso, nunca haciendo el resumen del libro, ni el panegírico del autor, sino aportando su visión al tema. Su visión personal.
En este prólogo persigo la idea de alentar al lector a que entre en el mundo que el libro describe. Un mundo particular, lejano, pero aún vivo, el de los sefardíes, el de aquellos judíos que vivieron, conforme a su religión, en la España que ellos llamaban Sefarad, y que un día de 1492 tuvieron que abandonar, deprisa y corriendo, a la fuerza, desperdigando sus vidas, sus haciendas, y sus familias, por el ancho mundo. Abriendo un nuevo capítulo a la Diáspora. No voy a decir cómo el autor cuenta eso en su libro, ni quien sea Miguel Romero, al cual ya todos conocen, y más aún si han adquirido este libro y se disponen a leerlo.
Lo que sí quiero decir es que el mundo sefardí está muy vivo aún, de tal manera que cuando uno se acerca, aunque sea de refilón, a él, notará que emana un latido, un perfume especial, una fuerza evocadora y un rito cultural que impresionan. Yo tengo una amiga que vive en Estambul, Beki Bardabid por más señas, que aún siendo turca de pasaporte es española por sus ancestros. Que hizo años ha una tesis doctoral para la que algo ayudé, sobre los refranes que dicen las viejas al calor del fuego, aquellos refranes que don Iñigo López de Mendoza, el alcarreño marqués de Santillana, recogió en sus correrías castellanas mediado el siglo XV, y cuando leyó los textos del marqués y los comparó (ese era el objeto de su trabajo académico) con los refranes que se decían en su sociedad turco-sefardí, quedó asombrada de cuanto se parecían… esa es la esencia del sefardí (de la lengua y del sujeto) cuando uno lo conoce: es como si nos saludara un hálito fresco de la España remota, cuajado durante siglos en un habitáculo transparente del cielo, y nos desbordara en sonidos, en amabilidad, en intenciones.
En este libro, Romero entra con profundidad en la España antigua de los judíos. Se mueve como sólo un historiador de verdad sabe hacerlo (por eso ha conseguido recientemente el nombramiento de académico correspondiente en Cuenca de la Real Academia de la Historia) entre papeles viejos, bibliografías, memorias raptadas y conversaciones vivas. Después de recoger todo cuanto se puede saber sobre las aljamas de Cuenca, de Guadalajara, de Maqueda (y de Huete, de Hita, de Sigüenza y de Valdeolivas), sobre los encausados por el Santo Oficio de la Inquisición en los tribunales de Sigüenza y Cuenca, y sobre la increíble historia de la composición de la Biblia “de la Casa de Alba” que el alcarreño Moisés Arragel compuso en el siglo XV por encargo de Luis de Guzmán, el gran maestre de la Orden de Calatrava.
Y cuando ya nos ha dejado medio ciegos con tanta luz aportada, con tanto dato acumulado sobre la mesa, con tanto apellido caliente y tan alta cifra de sufrimientos, entra a narrarnos una aventura personal, que se hace novelesca en algunos momentos, y que nos muestra al autor como lo que es: un intelectual que sabe dónde va, a qué puertas llama y qué preguntas hace. El encuentro de Romero con Elías Canetti en su casa de Zürich, pocos años antes de que el escritor (Premio Nobel ya, el primero concedido a un sefardí) muriera, es una página, son muchas páginas cargadas de un clamor erudito, de una sabiduría gaya y espléndida, desbordando juventud y ganas de infinito. Romero, que es cronista oficial de Cañete, que fue un poco antes nacido en Boniches, que ama Cañete como nadie (de ahí sus Alvaradas contundentes y sonoras) se encontraba con el señor Cañete (Elías Canetti) que aun nacido en Bulgaria y errante, como todos los judíos, por los mundos de la pena, se consideraba parte de esa Sefarad a la que los españoles no hemos sabido cuidar porque nadie nos ha enseñado a hacerlo.
En este libro, que es grueso pero leve, surgen tantas fuentes de las que beber que nos parece pantanoso. El estudio de Moisés Arragel, el judío de Guadalajara, al que califica de “hombre honesto, inteligente, culto y laborioso” se ofrece como una mirada de profundo humanismo hacia un pasado que siempre ha dado miedo. ¿judío, español, comentarista de la Biblia, castellano…? La voz de los sefardíes se ha multiplicado por el mundo, siempre fuera de su Sefarad querida. Esa voz múltiple y hermosa, que Beki Bardavid ha recogido con mimo, que Margalit Matitihau ha puesto en sus versos dulces, que García Seror ha investigado a través de los manuscritos de su tatarabuelo Mardochée, que Eliyá Carmona ha buscado en viejos códices, se encuentra en este libro. Que al final -tras leer sus capítulos varios- demustra ser de una contundente estructura pensada y cuajada.
Como decía al principio, y como todos constatamos a diario, los libros se leen poco, cada vez menos. Y el esfuerzo de los autores por construirlos es apenas admirado, en nada correspondido: una tarea titánica, la de subir al papel, cada día, miles de palabras que al final nos vencen y nos tiran, cuesta abajo, hacia el abismo. Siempre quedan, sin embargo, libros como este de Miguel Romero, que salvan una idea antigua, un rumor leve de algo que casi pasó desapercibido. Tan suave todo, que solamente nos provoca un giro mínimo del cuello hacia atrás, hacia donde nos ha parecido oir esa música, esa noticia curiosa, esa voz que, sin embargo, se nos mete en el alma. Como la de Margarita Monasterio cuando nos dice: “Por la puerta yo pasí / te vide asentada / la yavedura yo bezí / como bezar la tu kara…”

El autor, Romero Saiz

Como en el prólogo que escribí al libro queda claro la intencionalidad del mismo, y su contenido, en el que resaltan los estudios sobre Moshé Arragel y Elías Canetti, doy aquí, para terminar, unos apuntes breves sobre el autor, a quien considero un sabio, un incansable promotor de actividades culturales y, sobre todo, un buen amigo.
Miguel Romero Sáiz es natural de Boniches (Cuenca), 1952, aunque siempre se ha sentido intimamente ligado a Cañete por relaciones familiares, participando desde hace mucho en la creación y organización de su Alvarada (homenaje al más señalado hijo del pueblo, el condestable don Alvaro de Luna). Estudió magisterio en la Escuela Normal “Fray Luis de León” acabando sus estudios en 1972, y dedicándose desde entonces a la enseñanza, primero en la Primaria, luego en Secundaria y actualmente en la Universitaria, de la que es profesor de la UNED y su director en Cuenca. Mientras tanto cursó los estudios de la licenciatura de Geografía e Historia que culminó con el grado académico de doctor a través de su tesis “Mudéjares, moriscos e Inquisición en el Señorío de Molina de Aragón”. Desde hace un año es académico correspondiente de la de Historia en Cuenca, y Cronista oficial de es ciudad castellana.
Ha escrito numerosos libros, tanto de creación literaria, cuentos infantiles, novelas, biografías (su último título, “Leonor de Inglaterra, reina de Castilla” ha sido un gran éxito de ventas) como de investigación histórica, sobre patrimonio conquense, castillos, viajeros, artículos en numerosos medios de comunicación, e intervenciones en medios radiofónicos, siendo este de “Las juderías de Cuenca y Guadalajara” su último y valioso trabajo por el momento.

A.H.C.

17 de abril de 2015

Madrid a través de sus iglesias

Alfredo Villaverde y Luis Manuel Moll: “Madrid. Rutas por sus iglesias y monasterios”. Editorial Dulcinea. Madrid, 2013. 296 páginas, numerosas ilustraciones a color.

Villaverde y Moll se ha recorrido Madrid de arriba abajo, y han entrado en todas sus iglesias. Esto, que ya es un mérito, no habría supuesto más que la tarea propia de un turista empecinado, sino hubieran continuado su esforzada carrera anotando cuanto de interés han encontrado en ella, luego tamizada la impresión por los estudios detenidos de cada una de ellas, en base a la bibliografía más consistente, y finalmente haciendo fotografías de sus aspectos más significativos. Villaverde, además, a cada templo le añade una visión poética, le dedica un poema elaborado, y añade finalmente los datos prácticos (dirección, horarios…) para su visita.
Se convierte así este libro de rutas en una auténtica guía placentera, llamativa y sobre todo muy útil. A través del texto ilustrado con poemas e imágenes llegan hasta el lector diez rutas por las iglesias y monasterios que contribuyen con su legado histórico y su patrimonio artística a formar parte de las señas de identidad de la capital de España.
En este libro aparecen más de 50 templos y conventos organizados en rutas de proximidad, de tal manera que el lector puede organizarse para su visita, al tiempo que vive aspectos urbanísticos del entorno, captando a la perfección esos diez siglos de historia que acumula sobre sus perfiles la capital del Reino.

Sin duda una obra ágil, llamativa, informativa, literaria, muy útil para conocer este Madrid plural y sorprendente que nos abre sus puertas a través de las páginas de este libro que sin duda recomendamos.

4 de marzo de 2015

Un nuevo Quijote está al llegar

Entre las iniciativas que a nivel institucional y privado se están acometiendo en la Región de Castilla-La Mancha de cara a conmemorar, en 2015, el cuarto centenario de la edición de la segunda parte del Quijote, podemos ya anunciar que entre Guadalajara y El Toboso se está fraguando una alianza de gran envergadura, y que va a llevar a la edición, en dos gruesos e impresionantes tomos, de la universal novela de Miguel de Cervantes: el Quijote de nuevo, pero en una postura que nadie se la imagina.

Hace ya unos diez años que, la dinámica empresaria toledana Isabel Fernández Morales, regidora de La Casa de la Torre en El Toboso, se propuso conseguir un ejemplar único de esta obra. Pidió a muchos amigos, la mayoría de renombre y especialistas en la literatura española del Siglo de Oro, que le copiaran manualmente un capítulo del Quijote, sobre un papel especial que ella les proporcionó. Conseguir que 126 personas, de todo el mundo, se sentaran durante unos días a manuscribir un capítulo del Quijote, el que ella les había asignado. Y hacerlo con su mejor letra, y ponerle algún dibujo, algún adorno, algún detalle personal, indicando al final incluso de qué edición del Quijote había copiado, no era tarea fácil, pero se consiguió.

Si a ello añadimos que convenció a José Saramago, ya por entonces Premio Nobel de Literatura, que también escribiera y le diera manuscrito un Prólogo para la obra, empieza a parecernos una tarea encomiable. Y si vemos al final, que este Quijote salió no solo manuscrito, y copiado a mano, sino traducido a treinta y un idiomas y dialectos, la obra resultó fantástica, difícil de imaginar. Pero existe. Y ese ejemplar único lo conserva Isabel Fernández Morales, encuadernado en cuatro enormes tomos, a tamaño folio ampliado, sobre papel verjurado ahuesado de 130 gramos, en su Casa-Museo de La Torre en El Toboso.




Y ahora se plantea el gran reto, que es reproducir ese Quijote tan especial en una imprenta capaz de hacer la maravilla de dárnoslo fresco y como si fuera el primero de la serie, con el color de las páginas, las tintas, los adornos, los dibujos y acuarelas… por  supuesto con sus índices y relación de copistas, referencias de sus capacidades, y el asombro de ver que cada página es diferente, nueva, y vibrante. Se piensan hacer exclusivamente 300 ejemplares, en dos tomos, y ofrecerlos no solo a quienes participaron en la idea, sino a los coleccionistas más señalados de quijotes en todo el mundo, y a las bibliotecas españolas, americanas y europeas que quieran poseer este libro que va a ser, -y conste que hablamos siempre desde una perspectiva privada, y castellano-manchega, único en el mundo.
Cualquier que esté interesado en ampliar información sobre este tema, puede dirigirse a Casa de la Torre, info@casadelatorre.con o a Aache Ediciones, aacheediciones@gmail.com para solicitar más datos, precios y formas de encargo.