22 de julio de 2014

Una historia iluminada


Laborda Barceló, Juan: “La fragilidad del neón”. Barcelona, 2014. Editorial Alrevés. 240 páginas.

“La fragilidad del neón” es un libro vestido con traje de chaqueta. Y la corbata, con nudo Windsor. O sea: un libro elegante, bien hecho, correcto hasta por el forro. Pelín emocionante y, sobre todo,  maduro. Una novela histórica que nos devuelve vivo el antesdeayer, los años 50-60, la posguerra española, la posguerra francesa, la guerra argelina y los líos del FLN, la OAS y el Estado galo. Dos personajes, o tres. O cuatro, el más sentido. Dos españoles que son hermanos y viven vidas separadas. Una actriz norteamericana que es fetiche palpitante. Y el glamour/ambientes negros del París de los sesenta…
No se puede contar más del argumento. Hay que descubrirlo, saborearlo, a través de páginas muy bien escritas, que dan en el clavo siempre, con descripciones de sitios, de gentes, de situaciones. Los protagonistas están vivos, tienen volumen. Los decorados son de verdad, en HD, suena el Sena y se escucha la trifulca. El ejercicio que hace Juan Laborda en este su segundo libro es de quitarse el sombrero y trae promesas de cosas mucho mejores. Porque como historiador que es, como profesor de historia, como analista de la historia del cine, y como entusiasta que es de la Cultura viva, y del relato serio, va a seguir en esta línea de mostrarnos la historia cierta a través de seres inventados.
Muchas páginas hay en “La fragilidad del neón” que son reveladoras de la capacidad literaria de Laborda. Anécdotas que engruesan el relato y lo hacen aún más ameno, personajes reales con sus problemas auténticos conviven con la figura ensoñada del protagonista, a través de cuya vida incierta se conduce la trama y la historia.
Poco más debe decirse de esta obra. Aquí recuerdo, no podía ser de otra manera, la primera de las novelas (muy breve aquella) en Juan Laborda escribió y publicó: “La casa de todos” y en la que ya apuntaba maneras de mostrar los íntimos entresijos de la gran historia a través de seres cargados de pálpitos y emociones. La leí unas cuantas veces y la guardo como oro en paño, ahora que está ya casi agotada.  Pero esta fragilidad-del-neón que ahora ha construido, con su moraleja de mantener o perder (esa es la cuestión) los ideales de la juventud, y más aún los políticos, a través del complejo laberinto de la vida, es algo que ha subido muchos enteros, que se levanta por encima de muchos horizontes, y vuela ya hacia las alturas. Me alegro de haber asistido, de esta manera, al nacimiento de un escritor enorme.


A.H.C.