La Federación de Gremios de Editores de España
ha dado a conocer esta semana el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de
Libros de 2011, en el que se desprende que el 61,4% de los españoles se declara
lector de libros. Sin embargo, en Castilla-La Mancha los datos no son muy
positivos porque la estadística arroja un balance preocupante.
En este sentido el índice de lectores en Castilla-La Mancha
es el más bajo de nuestro país, con una media del 51,5%, frente al 57,9% de
España, y muy lejos de comunidades como Madrid, que se mantiene como la región
con mayor índice de población lectora, con un 70,2% .
En cuanto a la compra de libros, el Barómetro señala que en 2011 el 57,3% de los españoles compraron libros, porcentaje que se incrementa hasta el 74,4% entre la población lectora. La media de libros comprados por persona fue de 9,6, un libro menos que en 2010.
Por lo que se refiere a las Comunidades autónomas Castilla-La Mancha vuelve a ocupar el último puesto del ranking nacional, con un porcentaje del 37,4%, frente al 41,6% de España, y muy lejos de comunidades como Cantabria con el 46,2%. La media de libros comprados en Castilla-La Mancha el ejercicio pasado fue de 7,2 por persona .
En cuanto a la compra de libros, el Barómetro señala que en 2011 el 57,3% de los españoles compraron libros, porcentaje que se incrementa hasta el 74,4% entre la población lectora. La media de libros comprados por persona fue de 9,6, un libro menos que en 2010.
Por lo que se refiere a las Comunidades autónomas Castilla-La Mancha vuelve a ocupar el último puesto del ranking nacional, con un porcentaje del 37,4%, frente al 41,6% de España, y muy lejos de comunidades como Cantabria con el 46,2%. La media de libros comprados en Castilla-La Mancha el ejercicio pasado fue de 7,2 por persona .
Los españoles que no leen, lo argumentan de la siguiente manera: Los jóvenes hasta los 24 años, argumentan que no leen porque “no les gusta” o “no les interesa”. Los ciudadanos entre 25 y 54 años dicen que no leen “porque no tienen tiempo”. Y a partir de los 55 años, razonan la no lectura por “problemas de vista o enfermedad”.
Esta
información facilitada en estos días por la Federación de Gremios de Editores
de España, es muy inquietante por varias razones. La principal, los españoles
apenas leen libros, apenan leen periódicos, y apenas leen las instrucciones de
los aparatos que compran. En sus razonamientos está el hueso de la crisis
(mental) en que está sumida el país: no se necesita leer, leer no mola, leer es
aburrido, ¿para qué leer? No hay tiempo para leer, porque el tiempo libre se
consume viendo la televisión, jugando a “las maquinitas” o correteando por los
parques y viendo los escaparates de los centros de compras. Además, la inmensa
mayoría del pueblo español en estos momentos solo tiene dinero para llenar la
cesta de la compra, el depósito de gasolina del coche y los harapos de colores
de origen chino con que se revisten.
Si
fuera cierto lo que dice esta Federación de Gremios de Editores de España, en
Castilla La Mancha, solamente en la provincia de Guadalajara, se hubieran
vendido 1.656.000 libros (el resultado de multiplicar 7,2 libros por 230.000
habitantes). Esto no se lo cree nadie. La Asociación de Editores de Castilla-La
Mancha, en sus cálculos recientes, y solamente en lo que respecta a su propio
volumen de ventas, arroja la cifra de 50.000 libros vendidos en el año 2011. La
crisis de la industria editorial, es una consecuencia de la crisis de valores,
de cultura y de mentalidad de la sociedad española, que ha girado el rumbo de
sus intereses hacia la [in]cultura visual abandonando la más complicada de la imaginación
y el pensamiento.
Los
datos, en todo caso, y en contra de lo que afirma la Federación de Gremios de
Editores de España, en Castilla la Mancha no es que “no son muy positivos”, es
que son “extraordinariamente negativos”.
Inquietantes cifras. Los de la Federación de Gremios de Editores son muy optimistas, porque -con toda lógica- quieren mantener un ambiente de optimismo en torno al libro. Pero la realidad es muy cruda: lo saben ellos mismos, como editores, lo saben los libreros, y lo saben los bibliotecarios: el descenso de lectores y de interesados en los libros va a más, a la juventud no le gusta leer, no lee nada, no lee nunca. Vamos hacia una sociedad, si no analfabeta, sí absolutamente inculta en temas de literatura, de pensamiento, de imaginación y de palabras. Que cada uno haga lo que pueda para evitarlo.
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