12 de octubre de 2013

Por la Ruta de la Lana, camino de Santiago

Pareja Pérez, J. Herminio; Malabía, Vicente: La Ruta de la Lana. Editorial Alfonsípolis, Cuenca, 1999.

Nos llega a las manos un libro que es esencial para conocer en toda su magnitud y veracidad la Ruta alternativa del Camino de Santiago, que los peregrinos seguían, en la Edad Media, y aun en tiempos posteriores, desde la costa del Levante español a Santiago de Compostela, enlazando en Burgos con el “camino francés”.
Se la llama así, porque este camino era realmente la ruta ganadera que seguían los esquiladores, ganaderos y comerciantes relacionados con las mercancías de la lana y derivados de esta, y unía al gran productor ovino de La Mancha con Burgos, capital comercial de la lana durante los siglos XVI y XVII.
Aunque la primera referencia escrita de esta Ruta la debemos a Jaume Roig, un valenciano que antes de 1460 escribió “L’Espill” (El Espejo) en valenciano, el principal documento que la describe con exactitud, con pormenor, y con etapas es una curiosa guía que fue escrita nada menos que en la primavera de 1624 por Francisco Patiño, María Franchis y Sebastián de la Huerta, y que sin mayores florituras literarias lo que hacen es ir desgranando la lista de los lugares por donde debe pasarse para caminar desde Alicante hasta Monteagudo de las Salinas, la villa conquense donde vivió Patiño, y desde la que, atravesando las tierras de Cuenca, Guadalajara y Soria llega ya a Burgos. Este camino, en sentido inverso, de Burgos a Atienza, coincide con la Ruta del Destierro del Cid Campeador, lo que equivale a decir que era ese un camino muy frecuentado y habitual durante la Edad Media.
El libro que comentamos incluye en su primera parte el relato de Francisco Patiño y María Franchis, y luego nos ofrece, con planos y descripciones detalladísimas las diversas etapas que van a permitir al peregrino, y viajero, por el interior de una España poco habitada pero rica en maravillas paisajísticas y pueblos cuajados de arte, llegar desde Alicante hasta Burgos.

El trazado del Camino jacobeo de la “Rutade la Lana

Alicante, El Rebolledo y La Alcoraya (ambas pedanías de Alicante), Orito, (pedanía de Monforte), Monforte del Cid, Novelda, Elda, Sax, Colonia Santa Eulalia (pedanía de Sax y Villena) y Villena en la provincia de Alicante; Almansa, Alpera, Alatoz, Casas del Cerro (pedanía de Alcalá), Alcalá de Júcar, Las Eras (pedanía de Alcalá), Casas Ibáñez, Villamalea en la provincia de Albacete; El Herrumblar, Villarta, Graja de Iniesta, Campillo de Altobuey, Paracuellos de la Vega, Monteagudo de las Salinas, donde enlaza con la Ruta de la Lana desde Valencia, Fuentes, Mohorte y La Melgosa (ambas pedanías de Cuenca), Cuenca, Nohales (pedanía de Cuenca), Chillarón de Cuenca, Tondos, Bascuañana de San Pedro, Torralba, Albalate de las Nogueras, Villaconejos de Trabaque, Albendea y Valdeolivas, en la provincia de Cuenca; Salmerón, Villaescusa de Palositos, Viana de Mondéjar, Trillo, Gárgoles de Abajo, Cifuentes, Moranchel, Las Inviernas, Mirabueno, Mandayona, Baides, Viana de Jadraque, Huérmeces del Cerro, Santiuste, Riofrío del Llano, Atienza, Tordelloso, Alpedroches y Miedes de Atienza en la provincia de Guadalajara; Retortillo de Soria, Tarancueña, Caracena, Carrascosa de Abajo, Fresno de Caracena, Ines, Olmillos, San Esteban de Gormaz, Matanzas de Soria, Zayas de Báscones y Alcubilla de Avellaneda en la provincia de Soria; Hinojar del Rey, Quintanarraya, Huerta del Rey, Pinarejo, Mamolar, Santo Domingo de Silos, Santibáñez del Val, Retuerta, Covarrubias, Mecerreyes, Hontoria de la Cantera, Revillarruz, Cojobar, Saldaña y Burgos, donde enlaza con el Camino Francés.


Conviene saber que la Ruta de la Lana fue recuperada en 1993 por las Diputaciones Provinciales que va tocando, y que con la incansable colaboración y trabajo de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Cuenca, Guadalajara, Alicante y Burgos se ha conseguido la señalización completa desde Alicante hasta Burgos.
Un rutero de este año relataba así en blog la experiencia que había tenido al hacer el camino. Un camino que ha sido transitado ya por miles de peregrinos: “El trabajo de las asociaciones es de diez. La hospitalidad, quizás porque los pueblos no están todavía picardeados habría que escribirla con mayúsculas. Como anécdota, indicar que en una de las etapas nos abordó el alcalde mientras comíamos para darnos la bienvenida y agradecernos el haber elegido su localidad para descansar. El resto lo dejo para que lo descubráis”.
El recorrido no es especialmente duro, porque el terreno es bastante llano, con pocos desniveles y ninguno significativo. En las fechas frescas de la primavera y el otoño no ofrece ninguna dificultad, pero en el verano hay que ir con cuidado, porque se atraviesa gran parte de la España seca, continental y supercalurosa. La señalización es buena en general. Y en cuanto a albergues, la cosa está un poco más floja que en otros Caminos, pero lo suplen con lugares de acogida como polideportivos, salones de actos del Ayuntamiento, y en algunos lugares no hay más remedio que alojarse en pensión.

Uno de los “puntos negros” de esta ruta se encuentra en la provincia de Guadalajara, concretamente pasado Salmerón, el paso por el antiguo lugar de Villaescusa de Palositos obliga a los viajeros a dar un rodeo y les impide contemplar uno de los extraordinarios ejemplos de arquitectura románica medieval como es su vieja iglesia… todo porque el dueño de la finca en que se ha convertido ese antiguo pueblo la ha vallado e impide el paso de los caminantes. Situación compleja e irregular que no hay forma humana de solucionar, hasta ahora. Vaya aquí nuestro apoyo a la necesidad de facilitar de una vez por todas el paso por los caminos comunes y abiertos que deberían permitir el cruce de las tierras de España a cualquier paisano, y más aún si es “peregrino a Santiago”. Este libro, en definitiva, de Pareja y Malabía, espléndidamente editado por Alfonsípolis, es altamente recomendable para todos, e imprescindible para quienes quieran hacer, en todo o en parte, este nuevo (aunque tan viejo) Camino de Santiago. 

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